Luxemburgo, 13 jun (EFECOM).- Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) buscan finalizar el diseño del primer presupuesto de la eurozona, una herramienta destinada a engrosar su arsenal de medidas anticrisis, pero que divide a los países a la hora de decidir de dónde saldrán los fondos y cómo se utilizarán.

Pese a que el esbozo del acuerdo ha centrado sus encuentros en los últimos seis meses, los titulares económicos esperan que su reunión de este jueves en Luxemburgo se prolongue hasta entrada la madrugada o la mañana del viernes en aras de lograr un pacto.

El objetivo es poder presentar las líneas maestras del presupuesto a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en su cumbre de la semana que viene en Bruselas.

Los ministros confían en que este nuevo maratón negociador se cierre con un acuerdo que proporcione al menos un armazón del presupuesto sobre el que puedan seguir trabajando después.

"Hay muchos temas abiertos (...) pero es el momento adecuado para tomar decisiones" para reforzar la eurozona, afirmó el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, antes del encuentro.

"La sociedad europea vive uno de los momentos más estables y positivos en los últimos años, con crecimiento económico y del empleo", añadió el portugués.

El futuro presupuesto se destinará a mejorar la competitividad y reducir las divergencias económicas entre los países del euro, un fin menos ambicioso del planteado por Francia -impulsora de la iniciativa- o España, que demandaban que se utilizase para apoyar a los Estados que hagan frente a una crisis puntual y estabilizar así su economía.

Y es que el mecanismo genera recelos entre algunos países, con Holanda a la cabeza, que temen acabar pagando por los desmanes de otros socios. El hecho de que Italia esté al borde de ser expedientada por no encauzar su abultada deuda pública no ha contribuido a suavizar las reticencias.

En la práctica, según lo negociado hasta el momento, los países podrían recibir fondos para costear reformas estructurales o inversiones. Los Gobiernos deberían cofinanciar una parte de estos proyectos.

Sin embargo, mientras países como España ponen el acento en que se apoyen ambos tipos de acciones, en función de las necesidades del momento, Holanda pone el foco en las reformas estructurales.

La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, insistió a su llegada a la reunión en que España se mantendrá "firme" en la defensa de un presupuesto que aporte "valor añadido" y no se limite a replicar lo que ya hacen otros fondos comunitarios.

Calviño subrayó que "no cabe subordinar" las ayudas a las inversiones a las reformas y que se debe "avanzar en paralelo" en ambas en función de lo que requiera la situación económica.

Durante toda la negociación, España ha rechazado además que se introduzcan condiciones de tipo macroeconómico o presupuestario para recibir las ayudas, como piden Holanda y otros países. Para España las condiciones deberían limitarse a que los proyectos en cuestión se ejecuten conforme a las normas que se fijen.

Calviño, sin embargo, no se aventuró a anunciar un veto si no se cumplen sus expectativas. "Antes de hablar de vetos vamos a hacer todo lo posible porque haya un acuerdo", dijo.

Los países tampoco tienen cerrado cómo se financiará el presupuesto. Su volumen, reconocían fuentes europeas, estará lejos del "bazoka" que proponían algunos países -sobre todo Francia- pero podrá aumentar en el futuro.

En las últimas negociaciones los ministros han barajado la cifra de 17.000 millones de euros procedentes del presupuesto plurianual de la UE, pero esta cantidad podría complementarse con otros ingresos.

Francia y Alemania proponen que los países del euro hagan contribuciones adicionales, pero la idea no genera consenso.

Sobre el encuentro planea la situación de Italia después de que la Comisión recomendase la semana pasada a los Estados abrir un procedimiento de déficit excesivo por su elevada deuda pública, que en 2018 llegó al 132 % del PIB.

Aunque el tema no estaba en la agenda y la decisión oficial no llegará, en su caso, hasta julio, los ministros abordarán la cuestión durante el encuentro.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, dijo que la CE está preparada para activar el proceso si el Gobierno italiano no toma medidas para cumplir con los objetivos fiscales pactados en diciembre, aunque afirmó que "todavía es evitable".

Moscovici insistió en que para ello las autoridades italianas deben presentar "hechos y cifras" que muestren que tienen un "camino claro" para cumplir las reglas en 2019 y 2020 y subrayó la voluntad de "diálogo" de Bruselas.

El ministro de Economía italiano, Giovanni Tria, afirmó sin embargo que Italia "demostrará" que alcanzará los objetivos de déficit público pactados con Bruselas y que no será necesario tomar medidas de corrección.