La agencia de calificación Fitch ha decidido mantener congelada el rating del país en A-, un notable alto, a solo un escalón del sobresaliente y cuatro por encima del bono basura.
Según la agencia, esta calificación a España está respaldada por una economía de valor agregado y diversificada relativamente alta, e indicadores de gobernabilidad.
Sin embargo advierte de un gran volumen de deuda pública, un apalancamiento externo entre los más altos de los países calificados por Fitch, riesgo político e incertidumbre sobre la política del gobierno catalán a favor de la independencia, y una tasa de desempleo aún alta. La recuperación económica de España se ha visto acompañada por una reducción de los desequilibrios macroeconómicos, incluidos los excedentes sostenidos de la cuenta corriente, el desapalancamiento continuo del sector privado y la recuperación del sector financiero, añade la agencia.
En este capítulo dedicado a España destaca que las elecciones del 26 de abril reforzaron la posición del gobernante Partido Socialista (PSOE). Ganó 123 escaños en el Congreso, frente a los 85 que tenía en el parlamento anterior, pero aún así es inferior a los 176 escaños necesarios para una mayoría absoluta. "Esperamos que el nuevo gobierno sea dirigido por el PSOE, aunque existe el riesgo de nuevas elecciones si no se puede formar". En su opinión, el PSOE apunta a una amplia continuidad de la política económica y a un menor riesgo de una escalada a corto plazo en las tensiones relacionadas con Cataluña ya que "la postura del PSOE es más conciliadora".
Tras las elecciones del pasado 28A, la calificadora de riesgos afirmó que el resultado de los comicios sugería la continuidad de las políticas económicas en el país, haciendo improbable un ajuste fiscal significativo, mientras que reducía el riesgo de una escalada de las tensiones políticas en Cataluña en el corto plazo.
A este respecto, la calificadora de riesgos insistía en que la reducción del déficit de España tiene un mayor carácter cíclico que estructural, añadiendo que los buenos indicadores económicos y del mercado laboral sugieren que el crecimiento del PIB seguirá respaldando la posición fiscal del país.
Las última proyecciones de crecimiento de la agencia para España anticipan una expansión del PIB del 2,1% en 2019 y el 1,7% en 2020.