Quabit Inmobiliaria espera entrar en beneficios operativos recurrentes en el último trimestre de este año y pagar su primer dividendo a finales de 2020 a cuenta de los resultados de ese ejercicio, ha avanzado este jueves su presidente, Félix Abánades, durante la Junta General de Accionistas de la empresa.
Aunque Quabit prevé un resultado operativo recurrente (derivado de su actividad ordinaria) positivo en el último trimestre de este año, el primer ejercicio completo en el que espera conseguirlo será el de 2020.
En cuanto al dividendo, el "pay-out" (porcentaje del beneficio destinado a retribuir a los accionistas) será del 40 %.
A pesar de reducir en un 6 % los objetivos totales de su plan de negocio 2018-2022, la compañía prevé alcanzar la velocidad de crucero en ese último año, con la entrega de 2.700 viviendas anuales, con lo que espera superar los 600 millones de euros de facturación y los 70 millones de beneficio bruto de explotación (ebitda) anuales.
Según Abánades, el sector inmobiliario se está acelerando en España y el ciclo alcista que vive desde 2015 se prolongará, al menos, hasta 2024, por lo que quedan aún unos cuantos años de crecimiento sólido, sobre todo en la construcción de la vivienda nueva.
Abánades ha destacado que la compañía cuenta en estos momentos con un balance financiero saneado y está preparada para crecer y volver a ser uno de los grandes referentes del negocio promotor en España, además de iniciar su expansión internacional a partir de 2021.
No obstante, ha advertido de algunos riesgos como la escalada del proteccionismo internacional o el 'brexit', además de la incertidumbre respecto a las políticas económicas de la nueva legislatura marcada por una elevada fragmentación política.
Aunque la compañía está trabajando muy intensamente y reforzando la visibilidad de su plan de negocio, su cotización no está reaccionado de la misma manera y se sitúa un 50 % por debajo de su valor en libros, ha lamentado.
El presidente de Quabit ha explicado que "prácticamente todo el sector" se encuentra en circunstancias similares, pero hay que entender que el negocio promotor necesita como mínimo cuatro años de maduración y, a partir del quinto, empieza a recoger sus frutos económicos.