Donald Trump y Xi Jinping. El presidente de EEUU y el de China, frente a frente, protagonizarán este sábado un esperadísimo encuentro en el marco de la reunión que los líderes del G20 celebran en Osaka (Japón). En juego, nada más y nada menos, que el riesgo de que termine estallando una auténtica guerra comercial entre las dos grandes potencias del mundo, un choque con réplicas en toda la economía mundial, que ya nota un menor dinamismo con las escaramuzas de ese conflicto y que teme una considerable recaída, sin descartar el retorno de la recesión, si la batalla adquiere rango oficial. 

La expectación, por tanto, no puede ser mayor, porque el riesgo es real. Tras meses adormecida, la tensión entre ambos países regresó a comienzos de mayo después de que Trump anunciara nuevos aranceles a productos chinos. La respuesta de Pekín y, sobre todo, la escalada del conflicto al poner ya el foco en compañías tecnológicas como la china Huawei han puesto de relieve que 'la cosa' va en serio, que ambas potencias ya están dirimiendo a cuál de ellas pertenecerá el futuro.

Por todo ello, conviene saber qué puede deparar la cumbre de Osaka. Y sobre la mesa existen tres escenarios

1. EL BUENO

También el menos probable. Consiste en que entre Trump y Jinping todo sean parabienes y buenas palabras y sellen un acuerdo completo. Vamos, que entierren el hacha de guerra y alcancen una paz comercial duradera. Teniendo en cuenta las diferencias expuestas en las últimas semanas, parece demasiado ideal como para que se convierta en realidad. 

2. EL FEO

No encierra demasias complicaciones: se produciría si Trump y Jinping constatan que sus diferencias son insalvables y la guerra comercial, inevitable. Aunque pueda sorprender, tiene más opciones que el anterior... aunque se antoja tan drástico que tampoco parece el más probable. Una cosa es que a las dos potencias les convenga cierta tensión y medirse, con treguas y batallas periódicas, y otra desencadenar una batalla en la que la economía mundial y ellas mismas, con sus empresas y sus empleados, sufrirían.

Si la cumbre termina así de 'fea', convendría prepararse. "EEUU seguiría presionando a China mediante la imposición de nuevos aranceles. Serían muy malas noticias y la confianza de las empresas se deterioraría más rápidamente, arrastrando a la economía mundial. Este escenario sería muy arriesgado para los mercados e implicaría un período más prolongado de incertidumbre", avisa Hervé Chatot, Gestor de Multi Asset,  de la gestora La Française AM.

Y 3. EL (MENOS) MALO

Este sí es el más probable. Trump y Jinping marcarían sus diferencias, con lo que no alcanzarían ningún acuerdo duradero, pero también que hay base para seguir negociando, con lo que tampoco se declararían una guerra comercial y suspenderían o congelarían los aranceles anunciados. Vendría a ser el equivalente a una tregua para prolongar las conversaciones. Los dos podrían venderlo como un triunfo ante los suyos, los dos se guardarían bazas para el futuro y los dos mantendrían un pulso abierto para vigilarse. 

"Un acuerdo comercial tendría que garantizar una paz duradera para lograr un cambio en las expectativas económicas"

Si esta opción no sería buena, sino la menos mala, sería porque aun evitando el mal mayor, garantizaría que la incertidumbre permanecería, con lo que la economía lo seguiría notando. "Un acuerdo comercial tendría que garantizar una paz duradera para lograr un cambio en las expectativas económicas", apunta Agnieszka Gehringer, analista senior del Instituto Flossbach von Storch.

"El escenario más probable es que ambas partes se replieguen desde los extremos en los que se encuentran, que continúen negociando y retrasen la puesta en marcha de nuevos aranceles adicionales", señala Tony Peng, Senior Investment Manager de inversión multi-activos para Asia Pacífico de Aberdeen Standard Investments. Aunque añade: "Sin embargo, creemos que la probabilidad de que las negociaciones fracasen -que conduzcan a un aumento de los aranceles- se encuentra muy de cerca, en segundo lugar".

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