El G20 comenzó hoy una cumbre de dos días con llamamientos de Japón para defender con fuerza el libre comercio y resistir las "tentaciones hacia el proteccionismo" que ponen en riesgo los fundamentos de la paz y prosperidad global.
"Ahora es el momento de dar a conocer un mensaje fuerte para mantener y fortalecer (en materia comercial) un sistema libre y justo, no discriminatorio", afirmó el primer ministro nipón, Shinzo Abe, en el inicio de la cumbre.
Sus palabras fueron las únicas que pudieron seguir los periodistas en la primera sesión de esta cumbre, que se celebra mientras Estados Unidos y China buscan cerrar la guerra comercial que protagonizan desde el año pasado.
Precisamente, la cita que tendrán este sábado los gobernantes de China y EEUU, Xi Jinping y Donald Trump, respectivamente, es la que más atención está acaparando de los múltiples contactos bilaterales que ya desde el jueves se celebran en los márgenes de la cumbre.
En un recuento de esta primera sesión, el portavoz del Gobierno japonés, Takeshi Osuga, dijo que en esos debates, de los dieciséis líderes que hablaron "casi todos" se declararon a favor del libre comercio y de sistemas comerciales "no discriminatorios".
La misma fuente señaló que algunos líderes "expresaron su preocupación sobre las tensiones comerciales", mientras que otros lo hicieron sobre "prácticas comerciales injustas" y sobre "subsidios industriales que pueden causar distorsiones en el mercado".
Abe habló en un almuerzo de trabajo en una enorme mesa redonda a la que estaban sentados los líderes de los países del G20, que une a economías desarrolladas y en desarrollo, así como a representantes de organismos internacionales.
"Las tensiones sobre temas comerciales y geopolíticas están creciendo", afirmó Abe en su discurso, poco después de que en el secretario general de la ONU, António Guterres, reconociera que la reunión de Osaka se celebra en un momento de "alta tensión".
Con su mensaje, Abe recordó que Japón siempre ha portado la bandera del libre comercio, y así insistió hoy: "una economía libre y abierta son el fundamento de la paz y la prosperidad".
A su lado estaba el presidente argentino, Mauricio Macri, anfitrión de la pasada cumbre del G20, y al otro lado el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, en cuyo país se celebrará la cita del año próximo.
Y a la izquierda del gobernante argentino estaba Trump, y en otro lado de la mesa Xi. México, uno de los países integrados al G20 y donde se celebró la cumbre de 2012, en Los Cabos, estaba representado por su canciller, Marcelo Ebrard.
En su mensaje, Abe recordó las razones que motivaron la creación del G20 y que, con otros desafíos, siguen vigentes. Si en sus orígenes se enfocó en las crisis financieras de fines del siglo pasado y la que estalló en 2008, ahora es el comercio el problema.
"El origen del G20 es conocer los riesgos de la economía global", insistió Abe, y aunque se mantienen niveles de crecimiento, hay riesgos de que pueda haber un retroceso por las tensiones comerciales actuales.
"La ansiedad y el descontento por los cambios abruptos debido a la globalización pueden generar tentaciones hacia el proteccionismo, y eso generar confrontaciones entre los estados", advirtió el primer ministro japonés.
"El mundo -añadió- está mirando la dirección a la que el G20 está apuntando".
Durante cuatro sesiones, entre este viernes y el sábado, los líderes del G20 discutirán políticas de consenso para temas comerciales en términos generales, o más detallados, como la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
También abordarán cuestiones como la innovación, el envejecimiento de la población en países desarrollados o los retos fiscales a los que se enfrentan los estados por corporaciones que buscan ventajas tributarias en una economía cada vez más global.
Pero, al margen de las reuniones formales, la atención se centrará en los pasillos, especialmente la cita que tendrán este sábado Trump y Xi, y la posibilidad de que ese contacto sirva para poner fin, o lograr una tregua, en su guerra comercial.
Xi, en comentarios hechos durante una reunión previa, se quejó de que el "comportamiento proteccionista" de algunos países desarrollados está "destrozando" el sistema comercial global.
"Esto también está impactando los intereses de nuestros países y está ensombreciendo la paz y la estabilidad a nivel mundial", se quejó el gobernante chino.