El Banco de Grecia prevé que Grecia no cumplirá este año con los objetivos fiscales acordados con los acreedores para el periodo postrescate, y que el superávit primario -que excluye el pago de la deuda- alcanzará solo el 2,9 % del PIB en lugar del 3,5 % pactado.
En su informe semestral sobre la política monetaria, publicado a tan solo unos días de las elecciones generales señala que este desvío se debe principalmente a las medidas sociales aprobadas por el Gobierno de Alexis Tsipras hace poco mas de un mes.
Las citadas medidas incluían la restauración de la decimotercera paga para los jubilados y la reducción del IVA a la restauración y a una serie de productos alimentarios y, a pesar de que la oposición los considerara "regalos electorales", la mayoría de los partidos las respaldaron en el Parlamento.
"Los retrasos en la aplicación de las reformas o su revocación tendrán efectos negativos sobre el empresariado y sobre la actividad económica", destaca el informe.
Sin embargo, no solo Tsipras sino incluso Kyriakos Mitsotakis, el líder de la conservadora Nueva Democracia a la que los sondeos dan como previsible ganadora de los comicios del próximo domingo, consideran que Grecia cumplirá sin problemas los objetivos, a pesar de las medidas de alivio fiscal aplicadas.
El Banco de Grecia revisó además ligeramente a la baja la previsión sobre el crecimiento de la economía -1,9 % frente al 2 % que prevén los presupuestos del Estado-.
El informe advierte también que, a pesar del progreso constante en los esfuerzos de la banca para reducir el peso de las deudas morosas, estas alcanzaban al final de marzo los 80.000 millones de euros y representaban el 45,2 % de la totalidad de los préstamos concedidos.
En marzo de 2016, cuando las deudas morosas alcanzaban su nivel máximo, sumaban 107.200 millones de euros.
El banco central constata que todos los modelos aplicados hasta ahora para la recuperación de préstamos morosos a través de la ampliación del periodo del pago han fracasado.