Wanda Rudich

Viena, 2 jul (EFECOM).- Rusia y otros nueve productores aliados de la OPEP se sumaron este martes a la extensión de los recortes petroleros aprobados la víspera por la organización de exportadores, y reforzaron una alianza forjada hace tres años para afrontar nuevos retos, entre ellos, el creciente bombeo de EEUU.

Esperada desde hace días en los mercados, el acuerdo había sido adelantada por el presidente ruso, Vladímir Putin, tras sus conversaciones con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, el pasado sábado durante la cumbre del G20 en Japón.

Ayer fue adoptada oficialmente por los 14 socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y hoy por sus diez aliados, en sendas reuniones celebradas en Viena.

Así, la limitación de crudo, de 1,2 millones de barriles diarios (mbd) -un 1,2 % de la demanda mundial-, que inicialmente vencía el pasado 30 de junio, seguirá vigente hasta el 31 de marzo de 2020.

"Para evitar un mayor crecimiento de los inventarios (reservas almacenadas) hemos decidido mantener este acuerdo intacto por nueve meses", explicó el ministro ruso de Energía, Alexandr Nóvak, en rueda de prensa en el secretariado de la OPEP.

Nóvak agradeció especialmente a su homólogo saudí, Jalid al Falih, el hecho de que el reino wahabí haya sido el que más ha contribuido en los últimos meses a limitar los inventarios.

Aludió así al hecho de que Riad ha estado bombeando menos de la cuota asignada en el recorte, algo que, junto a las caídas involuntarias de las extracciones de Venezuela, Libia e Irán -tres socios exentos del recorte-, dio como resultado una reducción total superior a los 1,2 mbd previstos.

Al Falih advirtió de que aún queda camino por recorrer. El objetivo "es volver al nivel medio de cinco años de un período más normal, el de 2010-14, por ejemplo, superado actualmente en unos 240 millones de barriles (de crudo)", precisó el ministro saudí.

Esta cooperación entre Rusia y Arabia Saudí en el campo petrolero, formalizada con una denominada "carta de cooperación", era inimaginable hace algunos años.

Se forjó a lo largo de 2016, en reacción al desplome que experimentaban los "petroprecios" desde 2014 (cerca del 80 %) a raíz de una extrema abundancia de suministros, alimentada sobre todo por el auge del petróleo de esquisto en Estados Unidos.

En la reunión de esta semana se fortaleció no sólo con la prórroga del pacto de diciembre, sino también por la adopción de una "Carta de cooperación a largo plazo" entre la OPEP (liderada por Riad) y "los No-OPEP" (encabezados por Moscú).

Se trata de "un marco de trabajo regular y sostenible" para la colaboración iniciada en 2016, destacó el ministro venezolano de Petróleo, Manuel Quevedo, presidente de turno de la OPEP.

"La volatilidad (de los precios) no va a desaparecer, las dinámicas complejas y rápidamente cambiantes han venido aquí para quedarse", agregó por su parte Al Falih.

"Para ser efectivo, este marco de cooperación debe ser suficientemente flexible e incluir más poder de productores que el que puede proveer la OPEP por ella sola", subrayó el saudí.

Los ministros resaltaron que la plataforma ampliada de la OPEP y los demás productores (conocida ya como OPEP+) está abierta a todos los productores de crudo.

El secretario general de la organización, Mohamed Barkindo, dejó entrever que desearía incluso la adhesión de Estados Unidos, una visión muy poco realista, según los observadores.

No obstante, Barkindo subrayó que la cooperación petrolera mundial "no es completa si Estados Unidos no se sienta en la misma mesa", y aseguró que la OPEP mantendrá el diálogo.

De todas formas, para el secretario general, reelegido ayer en el cargo por un segundo mandato de tres años, el mayor desafío que afronta actualmente la industria petrolera es el movimiento juvenil mundial que exige medidas drásticas contra el cambio climático.

Barkindo criticó que el movimiento estudiantil por la defensa del planeta "Fridays For Future" (FFF o "Viernes por el Planeta") responsabilice a los combustibles fósiles de la crisis climática, algo que atribuyó a una "falsa narrativa".

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