Belén Delgado

Roma, 8 jul (EFECOM).- La mejora de la productividad superará al crecimiento de la demanda mundial de alimentos, haciendo que los precios de casi todos los productos básicos se mantengan en los niveles actuales o ligeramente por debajo en los próximos diez años.

Así figura en el informe de perspectivas agrícolas difundido hoy por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que calculan que entre 2019 y 2028 esos productos se abaratarán entre el 1 % y el 2 % anual.

El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, recordó que el declive de los precios supone una presión para los ingresos de los agricultores, aun siendo positivo para los consumidores, mientras que el director general de la FAO, José Graziano da Silva, animó a adoptar dietas más saludables.

El experto de la FAO Holger Matthey explicó en la presentación en Roma que la mayor demanda de alimentos, que se incrementará un 15 % a nivel mundial, provendrá sobre todo de Asia y África.

En concreto, el aumento de los ingresos motivará el mayor consumo de carne y productos lácteos, mientras que la creciente urbanización implicará más demanda de alimentos procesados y ricos en azúcares y grasas, lo que plantea una serie de problemas para la salud y el ambiente que requieren de políticas efectivas.

Se espera que la producción crezca también un 15 % en ese periodo, guiada principalmente por la mayor productividad y sin grandes cambios en el uso de terrenos agrícolas.

En la ganadería, aumentarán las cabezas de ganado a nivel mundial y la utilización de piensos para satisfacer la demanda, al tiempo que la expansión de los biocombustibles se reducirá en la próxima década en comparación con el tirón registrado entre 2000 y 2015.

Las emisiones de efecto invernadero procedentes directamente de la agricultura, que representan el 11 % del total, seguirán creciendo el 0,5 % anual, aunque por debajo de la tasa del 0,7 % de los últimos diez años.

Según las perspectivas de esos dos organismos, el comercio internacional seguirá siendo importante para regiones exportadoras como América Latina y el Caribe, que aumentará su cuota mundial hasta el 25 % en 2028, y para los países que dependen de importaciones para su seguridad alimentaria como en Oriente Medio y el norte de África.

Los intercambios crecerán a menor ritmo que en la década precedente, que estuvo marcada por la bajada de aranceles, los incentivos a la producción y el fuerte crecimiento económico de China.

Entre los problemas que afrontan los mercados agrícolas, el director de Comercio de la OCDE, Ken Ash, advirtió de que las actuales tensiones comerciales –en alusión indirecta a la pugna entre China y Estados Unidos- añaden incertidumbre, erosionan la confianza y ralentizan las inversiones.

En su lugar, instó a invertir en tecnologías y formación en el sector, y a fomentar la cooperación internacional.

También preocupan nuevas amenazas como la propagación de la peste porcina africana y otras enfermedades de cultivos y animales, la creciente resistencia a los antibióticos y fenómenos meteorológicos cada vez más extremos.

Un capítulo especial del informe está dedicado a América Latina y el Caribe, que aporta el 14 % de la producción global de alimentos y se confirma como el “granero del mundo”, apuntó el subdirector general de la FAO para Desarrollo Económico y Social, Máximo Torero.

Esa región, rica en agua y tierra, tiene previsto compensar la ralentización de su demanda con el aumento de su cuota de mercado de exportación, manteniendo así altos los niveles de producción.

Torero citó Latinoamérica como un “ejemplo” por la apertura de sus mercados, después de que países de la zona hayan firmado más de 70 acuerdos de libre comercio y se esfuercen en la integración económica.

La FAO y la OCDE reclaman, no obstante, inversiones para garantizar la sostenibilidad agrícola en la región, frente a los problemas de deforestación, la erosión y las emisiones contaminantes, y ampliar las políticas “exitosas” contra el sobrepeso que ya afecta a seis de cada diez latinoamericanos.

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