Carlos García
Guarda (Portugal), 27 jul (EFECOM).- El último coche 2CV que fabricó Citroën salió de la factoría portuguesa de Mangualde el 27 de julio de 1990 y aún sigue funcionado en París.
El turismo se encuentra en el Museo de Citroën, cerca de París, según explicó hoy a
Fue en 1964 cuando comenzó a operar Citroën desde Mangualde, aunque de forma muy diferente a como se producen ahora los turismos en las cadenas de montaje.
Si en los años 60 "el coche llegaba desmontado en cajas" y en Mangualde se ensamblaba, en la actualidad esta fábrica es "un laboratorio de muchas cosas de PSA, porque es a nivel interno la fábrica más competitiva de nuestro grupo" argumentó su director.
Castro recordó que esta planta fue pionera durante los últimos años en PSA en la puesta en marcha de los denominados "Cobots", que son los robots colaboradores.
"Es decir, los robot no están aislados, son como pequeños humanoides que trabajan junto a un operador", explicó.
La factoría produce los modelos de Citroën Berlingo y Peugeot Partner y recientemente comenzó la fabricación del Opel Combo, motivo por el que su plantilla creció en el último año un 30 %, hasta el millar de trabajadores directos.
Mangualde comparte la producción de estos modelos con la sede que el grupo tiene en la ciudad española de Vigo, aunque cada una vende en diferentes zonas estratégicas.
Debido a la ubicación de Mangualde (región centro de Portugal), sus modelos se venden en España (35 %), Francia (35 %) o países como Portugal o Italia, sur de Europa.
Los mismos modelos que se fabrican en Vigo, donde también se elaboran otros vehículos, se comercializan en el norte europeo.
De momento, a pesar de la crisis del sector, tienen previsiones de crecimiento para este año, que esperan cerrar con la elaboración de 80.000 unidades, frente a las 63.000 del pasado ejercicio.
El desafío para los próximos años, adaptar la fabricación de vehículos a la normativa europea de emisiones de CO2.
Le "sorprende" a José María Castro que los Gobiernos hayan "demonizado" el motor diésel en vez de definir los niveles de emisiones, "que pueden ser más o menos estrictos", y en lugar de dejar la técnica a los que saben "hacer técnica".
"Nos piden bajar el CO2 y por otro lado demonizan el diésel, que es más virtuoso en todas las emisiones y emite mucho menos CO2, es un poco contradictorio", insistió.
La factoría que vio nacer los últimos coches 2CV y el último pintoresco Méhari tendrá que adaptarse en el futuro próximo a los vehículos híbridos que exige el mercado. EFECOM