El presidente de EEUU, Donald Trump, volvió a agitar la guerra comercial con China con el anuncio de nuevos aranceles del 10% sobre las importaciones chinas valorados en 300.000 millones de dólares desde el 1 de septiembre, tras concluir ayer su última ronda negociadora en Shanghái.
"Creíamos que teníamos un acuerdo con China hace tres meses, pero desgraciadamente China ha decidido renegociar el acuerdo antes de la firma", aseguró Trump en un mensaje en su cuenta de Twitter.
El gobernante agregó que aunque las conversaciones prosiguen, su Gobierno comenzará a imponer el 1 de septiembre "un pequeño arancel adicional del 10%" sobre los 300.000 millones de dólares de productos chinos que aún no eran objeto de aranceles adicionales.
De este modo, quedarían gravadas a partir de septiembre la totalidad de las exportaciones chinas a EEUU, aunque a diferentes niveles, un 10% y un 25%.
"Esto no incluye los 250.000 millones de dólares (en importaciones chinas) a las que ya se le aplicó un arancel del 25%", agregó el mandatario.
El anuncio fue totalmente inesperado al chocar directamente con lo notificado este miércoles, cuando la propia Casa Blanca emitió un comunicado en el que subrayaba que "la delegación china confirmó su compromiso para aumentar las compras de exportaciones agrícolas de EEUU".
La nota de la oficina de prensa presidencial señaló que "los encuentros (en Shanghái) fueron constructivos" y apuntó que se espera "que las negociaciones sobre un acuerdo comercial ejecutable continúen en Washington a comienzos de septiembre".
En los encuentros de comienzos de semana en Shanghái participaron el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y el representante de Comercio Exterior, Robert Lighthizer; mientras que por parte china lo hicieron el viceprimer ministro Liu He y el ministro de Comercio, Zhong Shan -quien no participó en las anteriores rondas-, considerado parte de la línea dura del Partido Comunista de China (PCCh).
Al justificar la imposición de los nuevos aranceles, Trump aseguró hoy que China se había comprometido a comprar productos agrícolas de Estados Unidos "en grandes cantidades, pero no lo hizo".
Agregó, además, que su "amigo", el presidente chino, Xi Jinping, le había prometido detener la venta de fentanilo a los Estados Unidos, y que tampoco ha ocurrido "y muchos estadounidenses continúan muriendo" a causa de esa peligrosa droga.
Los mercados financieros reaccionaron con fuertes caídas, y el Dow Jones de Industriales, el principal indicador de Wall Street, registraba un descenso de un 1,8 %, después de haber iniciado la jornada con ganancias.
La guerra comercial entre EEUU y China, desencadenada por el agresivo proteccionismo de Trump desde su llegada al poder en enero de 2017, alcanzó su punto álgido en mayo con la imposición de un arancel del 25% a importaciones chinas por valor de 250.000 millones de dólares, casi la mitad del total.
A ello respondió Pekín con la aplicación de gravámenes similares a 110.000 millones de dólares en importaciones estadounidenses.
A finales de junio, Trump y Xi se reunieran en Japón en el marco de la cumbre del G20, y acordaron retomar las conversaciones sin medidas adicionales, después de varias amenazas del presidente estadounidense.
La disputa entre las dos mayores economías mundiales tiene consecuencias en todo el mundo, y en sus últimas previsiones de crecimiento global presentadas la pasada el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó sus proyecciones de expansión global al 3,2% este año, una décima menos que en abril, como consecuencia a las "tensiones comerciales" entre Washington y Pekín.