Lisboa, 2 ago (EFECOM).- El Novo Banco, entidad creada tras la quiebra del Banco Espírito Santo (BES), aumentó sus pérdidas hasta los 400,1 millones de euros en el primer semestre, un 88,5 % más que en el mismo periodo de 2018, por las ventas de crédito moroso, inmuebles y la aseguradora GNB Vida.
En un comunicado divulgado este viernes, el banco precisó que las pérdidas relacionadas con la venta de GNB Vida, del proyecto Albatroz (crédito moroso en España) y de la cartera de inmuebles Sertorius tuvieron un impacto de 340 millones de euros en la cuenta de resultados.
La entidad señaló que la actividad recurrente del banco arrojó un beneficio de 113,4 millones de euros, pero la parte "legacy", como se denomina al legado del antiguo BES, generó 513,5 millones en pérdidas.
Además, el nivel de provisiones creció hasta 514,9 millones, más del doble que hace un año, e incluyó 166,7 millones para crédito, 228,7 para los proyectos Albatroz y Sertorius y 58 millones para GNB Vida, entre otros.
El margen financiero -que mide la diferencia entre los intereses cobrados por los créditos y los pagados por los depósitos- aumentó un 18,8 %, hasta 262,5 millones, y el producto bancario -equivalente a los ingresos de la entidad- cayó el 11,8 % y se situó en 321,8 millones.
Los costes operativos disminuyeron el 0,4 %, a 243,1 millones, y el resultado antes de impuestos fue negativo en 436,3 millones (-127,7 millones en junio de 2018).
El banco cerró el semestre con 27.821 millones en depósitos, el 4,8 % menos que en junio de 2018, y el crédito en riesgo se redujo hasta el 20,7 % del total.
En términos de solvencia, el Novo Banco presenta un ratio Common Equity Tier I del 13,5 %, el mismo que hace un año.
En el último año, la plantilla del grupo se ha reducido en 347 trabajadores y ahora cuenta con 4.993 empleados, repartidos en 401 sucursales (se cerraron 42 oficinas en los últimos doce meses).
El Novo Banco nació en agosto de 2014 tras la quiebra del BES y fue recapitalizado entonces con 4.900 millones.
En 2017, el 75 % de la entidad fue vendida al fondo estadounidense Lone Star y el Estado luso mantuvo el 25 % restante a través del Fondo de Resolución, un organismo público financiado con aportaciones de los bancos portugueses.