Iberdrola ha sellado este martes la cesión de los derechos de uso de parte de su red de fibra óptica oscura en España a Lyntia Networks por 260 millones de euros.
La energética bilbaína ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el cierre de esta operación, posible después de que el pasado 31 de julio fuera autorizada con condiciones por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Según explicó entonces Iberdrola, la operación incluye también la adquisición por parte de Lyntia de la cartera de contratos con clientes de fibra óptica, tanto oscura como iluminada, de la compañía energética, que en España gestiona 15.000 kilómetros de cable de fibra.
Iberdrola comercializa servicios mayoristas de telecomunicaciones utilizando redes de fibra óptica desplegadas en el interior de sus infraestructuras de distribución de energía eléctrica y redes desplegadas por terceros sobre las cuales tiene concedidos ciertos derechos de uso.
La operación, anunciada el pasado marzo y que afecta al 56 % de la red de fibra de Iberdrola, se notificó a la CNMC al superarse el umbral de cuota de mercado del 30 % establecido en la Ley de Defensa de la Competencia.
Según el regulador, el mercado de fibra oscura en España está controlado al 90 % por Reintel y Lyntia, los dos principales operadores, y "existen importantes barreras de entrada", lo que motivó la evaluación de esta operación y su posterior autorización con condiciones.
Así, Lyntia deberá mantener las condiciones contractuales a los clientes de la entidad resultante de la operación, no resolverá injustificadamente los contratos vigentes y ofrecerá prorrogar los que venzan en los próximos diez años.
Además, habrá de ofrecer acceso, "en condiciones razonables y en las diferentes modalidades comerciales existentes", a toda su red de fibra oscura en España durante un periodo de cinco años.
Para vigilar el cumplimiento de estos compromisos, Lyntia deberá remitir periódicamente a la CNMC información que permita comprobarlo.
En su día, Iberdrola apuntó que se trataba de la primera transacción de cesión de uso de la fibra óptica tanto en el mercado español como europeo y suponía poner en valor un activo no estratégico y marcar una tendencia en los futuros movimientos que protagonizará el mercado de las telecomunicaciones, orientado al crecimiento en torno al 5G.