Lisboa, 8 ago (EFECOM).- A cuatro días de que comience la huelga indefinida de transportistas de mercancías peligrosas en Portugal han comenzado a aparecer filas de vehículos para repostar y adelantarse a eventuales contratiempos durante el paro, para el que se han fijado servicios mínimos de entre el 50 y el 100 %.
Las colas, de hasta quince minutos, empiezan a verse a las afueras de Lisboa, donde muchos se preparan para emprender sus vacaciones y quieren asegurar el depósito lleno.
También en el sur del país, sobre todo en la turística región del Algarve, donde varios conductores han dicho a medios locales que ya buscan "otros planes" para coger menos el coche durante las vacaciones y gastar menos combustible.
La antelación de los conductores ha provocado que haya ya escasez de algún tipo de combustible en una treintena de puestos del país, una situación que monitoriza en tiempo real la página "Ja não dá para abastecer" (Ya no da para abastecer), creada por la aplicación de navegación Waze para dar información a los usuarios.
Aunque se prevé que sigan durante mañana las conversaciones entre los transportistas y la patronal para desbloquear la situación, se da ya por seguro de que se realizará esta huelga, cuyo impacto se intenta minimizar con unos servicios mínimos fijados este miércoles por el Gobierno, que han generado polémica.
El Ejecutivo decretó de forma preventiva el estado de emergencia energética y estableció que deberá ser asegurado el 100 % del suministro de combustible a servicios prioritarios, como aeropuertos, puertos, servicios de seguridad y militares, bomberos, transporte de medicamentos y otros servicios sanitarios.
Además, decretó servicios mínimos del 75 % para el transporte público y del 50 % para el suministro al resto de ciudadanos, que podrán repostar un máximo de 15 litros cada vez.
Si esto no se cumple, los transportistas podrán ser sustituidos por agentes de las fuerzas de seguridad y las Fuerzas Armadas.
"Es un atentado a los trabajadores", ha dicho a los periodistas el representante del sindicato de transportistas, Pedro Pardal Henriques, quien avanzó que impugnarán esos servicios mínimos ante un tribunal administrativo, porque consideran que implican que, de facto, no haya huelga.
Los límites han sido criticados también por la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP), el mayor sindicato del país, quien considera que esos servicios mínimo son "en la práctica, máximos", y por el Partido Comunista Portugués, socio parlamentario del Ejecutivo de Costa.
"La decisión anunciada por el Gobierno sobre los servicios mínimos (...) aprovecha estos hechos para introducir limitaciones al derecho a huelga", apuntan en un comunicado.
Detrás de la huelga se encuentra el conflicto entre los transportistas de mercancías peligrosas y la patronal del sector, la Asociación Nacional de Transportadores Viales de Mercancías (Antram), que llevan meses negociando.
El ministro de Trabajo luso, José António Vieira da Silva, destacó que se trata de un "conflicto entre entidades privadas", y aseguró que el Gobierno creó las condiciones para el diálogo entre las dos partes a fin de llegar a una solución.