Tres meses después de la entrada en vigor del registro horario su implantación avanza aunque persisten dudas sobre cuál es la mejor forma de medir el tiempo de trabajo y desde la Inspección de Trabajo, que aún no ha impuesto sanciones, denuncian la falta de recursos para poder controlar el cumplimiento de la norma.
Desde el pasado 12 de mayo, todas las empresas tienen la obligación legal de contar con un sistema de registro donde conste la hora de entrada y salida del puesto de trabajo de cada empleado de forma diaria.
El registro se ha ido implantando en estos tres meses en muchas empresas y se han firmado acuerdos, y aunque persisten las dudas sobre la mejor fórmula para hacerlo, hay procesos de negociación aún abiertos y dificultades en algunos colectivos, coinciden las fuentes empresariales consultadas por Efe.
"Se está cumpliendo pero persisten dudas y problemas en algunos colectivos. Se está negociando con los trabajadores y se pone en marcha pero se han dejado sin resolver aspectos importantes", señala a Efe la directora de Relaciones Laborales de la patronal CEOE, Rosa Santos.
"En muchas compañías ya está implantado y en otras se sigue negociando", explica a Efe la presidenta del sindicato de Inspectores de Trabajo, Ana Ercoreca, que hace un "balance positivo" de estos tres meses de la normativa, una reivindicación histórica del colectivo para tener un elemento probatorio en caso de fraude.
Tres meses, reconoce, en los que aún no se han impuesto sanciones y la labor de la Inspección está siendo más de asesorar siempre, eso sí, que vean la intención de ponerlo en marcha (la multa por incumplimiento está entre los 626 y los 6.250 euros).
La presidenta del sindicato de Inspectores de Trabajo recuerda además las dificultades con las que trabajan, con escaso personal y medios anticuados y apunta a la conveniencia de contar con un mayor desarrollo reglamentario de la norma.
En España, según datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2019, se realizaron 6 millones de horas extraordinarias a la semana, de las que la prácticamente la mitad, 2,9 millones, no se pagan ni, por tanto, se cotizan.
Junto a esto, también persiste el uso de contratos a tiempo parcial que esconden jornadas más largas.
"Ha habido mucho ruido de empresas para no ponerlo en marcha, es una ley que hay que cumplir (...) hay que hacerlo para poner encima de la mesa cuántas horas extra se trabajan en España", subraya a Efe la vicepresidenta general de UGT, Cristina Antoñanzas.
En la misma línea, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, criticaba recientemente el intento de "ridiculizar la medida" y de querer confundirla "con un control presencial en el puesto de trabajo".
El registro, añadía Sordo, debe ser un acicate para regular correctamente todo el tiempo de trabajo, el teletrabajo o el derecho a la desconexión digital.
"Las herramientas que se usen deberían servir para optimizar la organización del tiempo de trabajo. El debate que subyace en todo esto es qué entendemos por tiempo de trabajo", reflexiona Lidia González, redactora especializada en Laboral de la jurídica Lefebvre.
Y en ese punto, y pese a la publicación de una guía por el Ministerio de Trabajo, persisten algunas dudas para colectivos como abogados, consultores, periodistas o puestos de trabajo no fijos como comerciales o técnicos.
¿Se empieza a contar la jornada cuando se sale a hacer la visita al cliente o cuando se llega al lugar de la cita? ¿Se computan todas las horas cuando se está de viaje de trabajo? ¿Cómo se miden las pausas? ¿O las comidas de trabajo?
Con la transformación digital hay muchas y completas herramientas para poder medirlo en todos los casos, añade González, que recuerda el papel que debe jugar la negociación colectiva para llegar a acuerdos en función de la realidad de cada empresa y sector.
Y desde el sindicato USO, señalan precisamente a la falta de representación sindical en las pequeñas empresas, "donde más irregularidades se suelen cometer con las horas", como uno de los grandes problemas de la aplicación de la norma.