Natalia Kidd

Buenos Aires, 13 ago (EFECOM).- El dólar volvió a alzarse este martes en Argentina y la bolsa asciende en la segunda jornada de inestabilidad financiera tras la derrota del presidente Mauricio Macri, quien atribuye la desconfianza inversora a su rival electoral, Alberto Fernández, que ha comenzado a dar algunas señales al mercado.

El valor de la divisa estadounidense, que este lunes se había incrementado un 19 %, profundizo hoy su escalada, con un avance del 5,45 %.

En el estatal Banco Nación el preció del dólar cerró a 58 pesos para la venta al público, aunque en bancos privadas y casas de cambio llego a venderse a 61 pesos por unidad.

Por segunda jornada consecutiva, y en un intento por frenar la disparada del dólar, el Banco Central argentino subió la tasa de interés de referencia, que superó el 74 %, e intervino nuevamente en la plaza cambiaria vendiendo dólares.

Mejores noticias venían desde la Bolsa de Buenos Aires, donde el índice S&P Merval, que este lunes sufrió una estrepitosa caída del 37,93 %, recortaba este martes algo de ese derrumbe, con un avance a media rueda del 5,91 %.

Pero en el mercado de bonos, los títulos públicos argentinos ahondaban su bajada, con caídas de entre el 3 y el 12 %, con la prima de riesgo superando los 1.700 puntos básicos, el nivel más alto de los últimos diez años.

La hecatombe financiera hace prever que, tal como ocurrió el año pasado con varios episodios de sobresaltos cambiarios, la fuerte subida del dólar se traslade rápidamente a los precios de bienes de consumo masivo y golpee a la actividad económica en general, en recesión desde abril.

Mauricio Macri, que obtuvo el 32 % de los votos en las primarias del domingo y tiene complicado el panorama para las presidenciales de octubre, ha prometido tomar medidas económicas orientadas a la clase media, pero en lo que se refiere a la reacción de los mercados ha optado por señalar a la oposición como responsable.

A su juicio, la opción que representa el peronista Alberto Fernández, que obtuvo el 47 % de los votos y con un fuerte predicamento en la campaña en contra de la especulación financiera, representa un kirchnerismo, en el poder entre 2003 y 2015, que no genera confianza en los mercados.

Para Gabriel Torres, directivo de la calificadora de Moody's en Argentina, el triunfo de Fernández genera "mayores incógnitas sobre el rumbo que pudieran tomar las políticas económicas" después de las elecciones del 27 de octubre "y sobre su posible impacto en el perfil crediticio de Argentina".

Según el analista, el resultado obtenido por el peronista denota "demandas de la población por reorientar las políticas económicas, una vez que el nuevo gobierno asuma el poder en diciembre".

Ante este escenario de creciente incertidumbre y volatilidad financiera, Moody's resolvió cambiar de "estable" a "negativa" la perspectiva de calificación B2 de la deuda argentina.

Alberto Fernández, quien lleva como compañera de fórmula a la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015), rechaza la acusación de Macri.

"Él, en vez de decirle al mercado que no está en riesgo la economía porque los que vienen es gente sensata, le dice que somos una banda de locos. El único responsable de lo que pasa en Argentina se llama Mauricio Macri", aseveró el candidato a medios locales.

Con todo, Fernández empezó a dar algunas señales positivas a los inversores: aseguró que no planea un "economía cerrada" y con "cepo", y recordó que, de hecho, criticó las restricciones cambiarias y comerciales impuestas durante el Gobierno de Cristina Fernández.

Además, dijo que le gustaría contar con Roberto Lavagna, quien resultó tercero en las primarias del domingo y que ejerció de ministro de Economía tras la crisis de 2001, con una gestión que logró reactivar la economía.

"A qué presidente no le gustaría tener a Lavagna como ministro de Economía. Es uno de los hombres más virtuosos. No sé qué quiere hacer Lavagna, que dicho sea de paso fue el único de los candidatos que levantó el teléfono para felicitarme", enfatizó.

Matías Kulfas, un economista cercano a Fernández, también salió a dar algunas señales, al afirmar a medios locales que el espacio que representa el Frente de Todos tiene voluntad de "respetar los compromisos de la deuda externa" y está en "desacuerdo con un cepo cambiario".

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