La reciente imputación -ya recurrida- del empresario y máximo accionista de DIA, Mijaíl Fridman, en la causa por la caída del grupo Zed ha desencadenado la tensión con sus fundadores, la familia Pérez Dolset, a los que el magnate señala como únicos responsables de la insolvencia de la tecnológica.
Según han informado a Efe fuentes próximas al caso, los letrados de Fridman creen que las sospechas en torno a su cliente han sido infundadas por Javier Pérez Dolset, que en su "huida hacia adelante" vertió una serie de "falsas" acusaciones que pusieron a la Fiscalía Anticorrupción tras la pista del ruso.
Por ello, a fin de esclarecer qué relación tuvo el empresario con Zed, su defensa quiere que declare en calidad de testigo, tal como así lo solicitó al juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, al que instó a que reconsiderase una imputación "tardía" basada en hipótesis sin consistencia.
La enésima guerra por demostrar quién fue el responsable de la debacle del grupo coincide con uno de los momentos de mayor actividad en la causa, que dos años después afronta un otoño decisivo en los tribunales.
El paso más inmediato lo deberá dar el titular del juzgado central de Instrucción número 6, que en las próximas semanas se pronunciará sobre el recurso de reforma de Fridman.
Será entonces cuando se conozca si mantiene como investigado al magnate, que de forma subsidiaria solicitó al magistrado que aplazara la citación, programada para el próximo 12 de septiembre, con el objetivo de disponer de más tiempo para analizar el "ingente" sumario y preparar la declaración.
Las mismas fuentes aseveran que la defensa del empresario tiene clara su inocencia, y es que no cabe atribuirle delito alguno máxime cuando Zed disponía de un consejo de administración controlado por los Dolset y en el que no se encontraba el ruso.
Circunstancia a la que hace alusión el recurso de Fridman, que trata de refutar uno a uno los supuestos delitos contra el mercado, administración desleal, insolvencia punible y corrupción en los negocios, a los que remite la Fiscalía Anticorrupción.
En concreto, el Ministerio Público le ubica en el origen de la insolvencia de Zed, situación que el empresario, en su presunta doble calidad de accionista y acreedor de la tecnológica, habría propiciado para asfixiar a la compañía económicamente y después adquirirla a un "precio irrisorio" por debajo del de mercado.
Conforme al fiscal, 2013 fue un año clave para la trama, coincidiendo con la intención de Zed de salir a bolsa en el Nasdaq estadounidense, operación para la que requería de una línea de crédito de 140 millones suscrita con varias entidades, entre ellas Amsterdam Trade Bank (ATB), filial del Alfa-Bank controlado por Fridman.
No obstante, el último escrito del magnate aclara el ATB sólo aportó el 13 % (18,7 millones de euros) de este crédito sindicado siendo "la inversión más pequeña de los bancos del consorcio", muy por debajo del desembolso de ING.
Aún así, matiza que él no controla la entidad holandesa, de la que ostenta "sólo" una participación del 30 %, de modo que "no tenía conocimiento ni estaba involucrado en el papel que ATB tenía como miembro minoritario del préstamo" al disponer de una "posición muy alejada de su estructura operativa".
Mención aparte dedica al supuesto asalto de Zed a través de la técnica del "raiding", de origen mafioso según la Fiscalía y que para la defensa no es sino una adaptación de la noción anglosajona de OPA hostil.
Con todo -indica- del escrito de Anticorrupción "no se puede constatar ni siquiera indiciariamente, ni se aventura la utilización de violencia, intimidación o engaño" por parte de su representado, e incide en que si bien existió una oferta de compra por importe de 20 millones de euros "nunca se ha producido porque la empresa ha acabado en liquidación como consecuencia del concurso".
"Da la impresión de que Fridman sería llamado a declarar porque determinadas personas han pretendido imputarle una serie de conductas para eludir sus propias responsabilidades", concluye el texto tras reiterar que de quedar probado que los Dolset crearon "una apariencia de solvencia inexistente", habrían sido el único obstáculo para que Zed "cumpliera sus obligaciones exigibles".