Pekín, 30 ago (EFECOM).- La economía de China crecerá a un ritmo medio del 4,6 % durante la próxima década, asegura un informe publicado hoy por la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's (S&P).
Pese a que esta cifra suponga una desaceleración del avance tras "cuatro décadas doradas de crecimiento", las razones para ello son "naturales y, en su mayoría, sanas".
En lo que va de década, la media de avance del PIB ha sido de un 7,8 %, y todos los años desde 2010 han registrado un crecimiento menor al anterior menos 2017, cuando se experimentó un leve repunte de 0,2 puntos porcentuales.
Según S&P, los principales factores que favorecerán esta tendencia serán la demografía -es decir, el envejecimiento de la población-, el desapalancamiento, el cambio de modelo económico desde uno orientado a manufactura a otro centrado en servicios y, en resumen, que el país se habrá enriquecido, por lo que habrá menos margen para crecer.
Eso sí, el documento advierte de que si la guerra comercial que China mantiene con Estados Unidos desde marzo de 2018 se prolonga demasiado, la desaceleración podría convertirse en un fenómeno "más difícil de controlar" para el Gobierno de Pekín.
En opinión del economista jefe de S&P para la región de Asia-Pacífico, Shaun Roache, las tensiones con EE.UU. podrían hacer que Pekín apostase por la autosuficiencia, algo que "ralentizaría el ritmo al que China consigue, crea y aplica tecnología", por lo que caería el crecimiento de la productividad, "el último 'cohete acelerador' de la economía".
"Cuanto más local se vuelva China, más probable es que crezca de forma más lenta", apuntó el experto.
Ante la posibilidad de que las economías china y estadounidense se desvinculen como consecuencia del conflicto comercial, Roache aseguró que se trataría de un proceso "doloroso para todas las partes", y que en China los consumidores finales y los socios comerciales acabarían pagándolo.
El analista cree que Pekín debería "tolerar el crecimiento más lento resultante de factores estructurales y contenerse de (aplicar) estímulos excesivos" para que la desaceleración sea gradual.
A este respecto, la retórica oficialista china ha reiterado en los últimos años que el objetivo económico, aparte del citado cambio de modelo, es pasar de un crecimiento rápido a uno de "alta calidad".