El banquero italiano Andrea Orcel demandó más poder a la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, días antes de que el grupo abandonara sus planes de contratarlo como consejero delegado, revela este lunes el diario "Financial Times" (FT).
De acuerdo con el rotativo, Orcel, que reclama más de 110 millones de euros a Santander después de que su fichaje se anulara el pasado enero, habría sugerido a Botín la instalación de un sistema "en cascada", según el cual él respondería ante la presidenta y todos los demás directivos reportarían directamente a él.
"Mi ejecución pero tus decisiones", dijo Orcel a Botín en un intercambio de mensajes realizado el pasado 20 de diciembre a través de la aplicación de mensajería encriptada Signal, revelados por FT.
El ejecutivo italiano señaló además en la correspondencia que la compañía debía de "mejorar la disciplina y la eficiencia en la ejecución" para aumentar el precio de sus acciones, que han disminuido considerablemente su valor en Bolsa en los últimos tiempos.
Santander anunció en septiembre de 2018 que Orcel había sido elegido como nuevo consejero delegado del grupo, pero a principios del pasado enero dijo que las relaciones entre ambas partes se habían roto y que Orcel ya no iba a incorporarse al grupo financiero.
El italiano asegura ahora que tenía un contrato firme y que fue despedido de forma irregular, pero el banco español mantiene que su contratación no tenía el visto bueno del consejo y que su remuneración era excesiva.
Según el Santander, el banquero se comprometió a conseguir que su antigua compañía, UBS, pagara parte de la prima de 35 millones de euros que le adeudaba, mientras que Orcel sostiene que la entidad española incumplió un preacuerdo que le ofrecía una bonificación de fichaje de 17 millones de euros y un sueldo de unos 10 millones al año.
De acuerdo con las nuevas informaciones del rotativo británico, Botín decidió despedirlo días después del intercambio de mensajes porque tenía dudas sobre el poder que Orcel estaba exigiendo, el perfil público que tendría como director ejecutivo y los objetivos que pretendía establecer.
Estas conversaciones juegan un papel esencial en la demanda que Orcel ha presentado contra el Santander, en la que exige que se le otorgue el cargo de consejero delegado o, en su defecto, una compensación de 112 millones de euros.