El exjefe en Estonia Aivar Rehe del banco danés Danske Bank fue hallado muerto este miércoles, informó la policía, que buscaba desde el lunes a quien dirigió esa filial entre 2007 y 2015, período en el que se detectó un masivo blanqueo de dinero.
Se estima que en la etapa en que Rehe estuvo al frente del Danske Bank en Tallin se realizaron operaciones dudosas por un volumen de 200.000 millones de euros.
Rehe había sido interrogado repetidamente por la Fiscalía en relación a esos casos, aunque no como sospechoso o autor material, sino como presunto testigo de lo ocurrido.
La desaparición del exdirectivo del banco, de 56 años, se denunció el lunes.
Su cadáver fue hallado este miércoles en las cercanías de su casa, en las afueras de Tallin.
Por el momento no se han abierto investigaciones acerca de la circunstancias de su muerte, indicaron fuentes policiales, mientras que en medios bálticos se apunta a la posibilidad de un suicidio.
Se estima que Rehe estaba bajo una fuerte presión psicológica desde que el año pasado salieron a relucir las masivas irregularidades de la sucursal estonia del banco danés.
El 31 de julio de 2018, la Fiscalía general de Estonia abrió una investigación por las sospechas de que ese banco, desde su filial en Estonia, había facilitado el blanqueo a gran escala de dinero procedente Rusia y otros países de la antigua Unión Soviética.
Se estima que el volumen de dinero blanqueado se sitúa en los 200.000 millones de euros y que las operaciones se materializaron en Estonia en el período en que Rehe estuvo al frente del banco.
El banco danés suspendió sus operaciones en Estonia en febrero de este año a raíz del escándalo, mientras prosiguen las investigaciones en otros países como Francia, Reino Unidos y Estados Unidos, además de Dinamarca.
Discurren asimismo investigaciones parecidas en torno al Swedbank, otro fuerte banco escandinavo, así como las sospechas de que Estonia estaba siendo utilizada para esas operaciones.
En diciembre pasado, la Fiscalía General de Estonia extendió sus investigaciones sobre diez empleados de la filial estonia del Danske.
Rehe, quien renunció a su cargo en septiembre de 2015, no fue incluido en ese grupo de sospechosos directos, aunque se considera que pudo tener conocimiento de esas operaciones.
Tras estallar el escándalo y renunciar al cargo, el expresidente de la filial báltica del Danske trató de mantenerse alejado de la atención pública.