Bruselas, 25 sep (EFECOM).- Los países de la Unión Europea acordaron este miércoles una clasificación que define qué actividades económicas se consideran sostenibles para el medio ambiente, una herramienta que instituciones y sector financiero consideran esencial para movilizar inversión hacia objetivos climáticos.
La Unión Europea calcula que necesitará 180.000 millones de euros adicionales al año en financiación para cumplir sus objetivos de lucha contra el cambio climático, pero hasta el momento no existe una definición homogénea que permita a los inversores saber por qué activos optar si quieren contribuir a esta causa.
Es por ello que la Comisión Europea propuso en 2018 crear esta "taxonomía" de las actividades sostenibles, sobre la que ahora se posicionan los Estados, dentro de un plan de acción para favorecer las "finanzas sostenibles".
Los países plantean que se consideren sostenibles las actividades que contribuyan "sustancialmente" al menos a uno de estos seis objetivos: mitigación del clima, adaptación al cambio climático, protección del agua y recursos marinos, reciclaje y reducción de los desperdicios, prevención y control de la contaminación, y protección de ecosistemas y restauración de los ecosistemas y la biodiversidad.
Además de no poder perjudicar "de forma importante" a ninguno de estos fines, tendrán que ser llevadas a cabo con unos requisitos mínimos de gobernanza y sociales, y deberán cumplir ciertos criterios técnicos que permitan hacer el análisis en base a estas características.
Estos criterios técnicos aún tienen que ser precisados por la Comisión Europea, con vistas a que la clasificación se finalice en 2021 y pueda estar en vigor al final de 2022.
Con esta clasificación la UE quiere reducir el "greenwashing" o "lavado de cara" que llevan a cabo algunas empresas que promocionan sus actividades como ecológicas cuando en realidad no cumplen ni siquiera unos estándares básicos, así como reducir la fragmentación que existe hoy en día por los diferentes enfoques nacionales.
"Se necesitan cientos de miles de millones de euros en inversión para conseguir una transición hacia una economía sostenible y está claro que no pueden venir solo de los presupuestos públicos. Para ayudar a los inversores a contribuir, el primer paso importante es tener una idea común de qué significa 'sostenible'", dijo en un comunicado el ministro de Finanzas de Finlandia, Mika Lintilä, cuyo país ocupa la presidencia de la UE este semestre.
Entre otros, la futura presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha defendido la necesidad de esta clasificación para que la institución pueda comprar más bonos "verdes" en el futuro, algo que le reclama por ejemplo la Eurocámara.
Interpelada por los eurodiputados a principios de mes, Lagarde aseguró que esta taxonomía es esencial, aunque reconoció que no es la única barrera, ya que el mercado de este tipo de activos en la UE es todavía pequeño.
El vicepresidente de la Comisión Valdis Dombrovskis aseguró que esta "es una legislación fundamental si la UE va en serio a la hora de convertirse en el primer continente con neutralidad climática".