Madrid, 12 oct (EFECOM).- El consejero delegado de Sonneil (empresa especializada en la venta de viviendas en la costa para extranjeros), Alfredo Millá, ha señalado que la compañía tiene previsto triplicar este año su facturación y que está analizando su posible expansión a la costa portuguesa.
En este sentido, Millá ha señalado que a cierre del ejercicio la cifra de facturación de la compañía podría situarse entre los 1,5 y 1,7 millones de euros.
En declaraciones a
Recientemente, la compañía ha realizado una ronda de financiación con la que pretenden incrementar el volumen de la empresa dentro de sus planes de crecimiento.
"Todavía estamos en un 20 o 30 % de lo que podemos llegar a hacer", ha apuntado Millá.
Con respecto al impacto del posible "brexit" en el negocio de la compañía, ha asegurado que este cliente ha descendido notablemente en los últimos cuatro años -desde la votación del referéndum de salida de la Unión Europea- y que para su compañía el cliente británico no es "ni el quinto".
Aunque continúa siendo el principal comprador extranjero de vivienda en España, lo hace en "reventa y con vivienda barata", ha agregado.
Millá ha destacado que, aunque los clientes de la compañía varían en función de la ubicación del proyecto, actualmente, el belga flamenco es uno de los principales.
Por otro lado, ante el freno de los indicadores en el mercado de la vivienda, Millá ha afirmado que la ralentización de los próximos años se va a producir, principalmente, en el lanzamiento de nuevos proyectos.
No obstante, Sonneil, que ha vendido 162 viviendas hasta octubre, tiene como objetivo aumentar el número de sus operaciones con las que espera conocer cuáles son los clientes objetivo, el capital medio que desembolsan en España o por qué canales adquieren los inmuebles.
Sonneil surgió en 2014 en un contexto en el que empresas de alquiler a través de internet como Airbnb, Booking o Edreams ya estaban establecidas pero en el que, según ha agregado el consejero delegado de la firma, "se continuaba con el modelo de siempre" en el sector inmobiliario de venta de vivienda a extranjeros.
"Era un modelo en el que los clientes se captaban allí por un agente y se enviaban aquí por otro agente, lo que suponía una experiencia muy mala para el usuario porque tenía que tratar con interlocutores y empresas distintas y, además, implicaba costes mucho mayores", ha explicado Millá.