La compañía española Alsa, líder absoluta del transporte urbano en Marruecos, firmó oficialmente hoy el contrato para explotar en los diez próximos años la red de autobuses de la Gran Casablanca, que en los últimos años ha sido una verdadera "patata caliente".
El contrato, que entrará en vigor mañana, fue firmado hoy en la sede de la Wilaya (Gobierno local) por el Director General de Alsa Marruecos, Alberto Pérez, el Director General de Casa Transports, Nabil Belabed, y la presidenta de Al Baida (órgano de gestión intercomunal), Imane Sabir, según confirmó a Efe Alberto Pérez.
En la Gran Casablanca viven 4,2 millones de personas (el 12% de la población del país), y el potencial anual de transporte será de 175 millones de viajeros, según las estimaciones de Alsa, que percibirá por el contrato unos 700 millones de dirhams (65 millones de euros) anuales.
El transporte urbano de Casablanca ha estado en los últimos años en manos de una empresa privada llamada M'dina Bus, muy criticada por el mal estado de los autobuses, la impuntualidad de su paso, la conducción agresiva de los chóferes y la tolerancia con fenómenos como el impago de billetes o el vandalismo.
A eso se añade un permanente estado de la ciudad en obras, con aceras levantadas, reducción de calzadas y una sensación constante de embotellamiento.
Pérez dijo ser consciente del "reto" que supone asumir un servicio tan deteriorado en su imagen, pero confió en que la experiencia de la empresa tras veinte años en Marruecos les aporta un buen conocimiento del país y la capacidad de asumir el encargo.
Y es que Alsa es la concesionaria de los autobuses urbanos en el Gran Rabat, Tánger, Marrakech y Agadir, lo que la convierte el líder indiscutible en el mercado marroquí y hace además de Marruecos la "joya de la corona" en la expansión exterior de la empresa.
Con el contrato casablanqués, Alsa va a transportar a 400 millones de viajeros anualmente en el país magrebí.
Pero la transición en Casablanca no va a ser fácil: Alsa ha tenido que arrancar a toda prisa con un "contrato de sustitución" en el actual mes de octubre y hacerlo con los 240 autobuses "salvables" de la flota de su predecesora, M'dina Bus.
Desde diversos países de Europa, la empresa va a importar además 400 autobuses de segunda mano para funcionar durante 2020, y solo a fines del año que viene recibirán sus flamantes 700 autobuses nuevos.
Además, han tenido que "heredar" una plantilla de 3.200 chóferes a los que no van a tener tiempo de adiestrar -como sucedió en Rabat- para una conducción con estándares modernos.
Y con respecto al impago de billetes, Pérez dijo sentirse optimista por lo sucedido en Rabat: allí, los usuarios del nuevo servicio que Alsa arrancó el pasado agosto son los primeros que denuncian a quienes suben sin billete.
El problema del vandalismo se está empezando a resolver en Rabat con medidas contundentes: un joven detenido por romper las lunas de un autobús fue condenado a tres años de cárcel, y otro grupo que fue atrapado mientras pintaban grafitis en varios autobuses lo han sido a ocho meses, en ambos casos en juicios "exprés".
Todo esto está generando "un algo grado de sensibilización entre la población", concluyó Pérez, que ha convertido a Alsa en una de las experiencias españolas de mayor éxito en el mercado marroquí, no siempre fácil.