Roma, 8 nov (EFECOM).- El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, se enfrentó hoy al enfado de los obreros de una planta siderúrgica de Taranto (sur) en huelga después de que el grupo ArcelorMittal haya anunciado que quiere rescindir el acuerdo de compra de la industria.
Conte, que preside el Gobierno del antisistema Movimiento Cinco Estrellas y varios partidos de centro e izquierda, acudió a las puertas de la siderúrgica para escuchar las reivindicaciones de los trabajadores y vecinos, donde se vivieron algunos momentos de tensión.
Rodeado en todo momento por sus escoltas y entre gritos, el primer ministro dialogó con algunos ciudadanos, empleados y ecologistas que denunciaron la situación que se vive en esa industria y su deseo de que se mejore la planta y se reduzca su impacto medioambiental.
Incluso algunos de los vecinos llegó a exigir al primer ministro que cierre la factoría, siempre criticada por los alarmantes niveles de contaminación que se registran en sus inmediaciones.
Tras este encuentro, Conte accedió al interior de la compañía siderúrgica para reunirse con las delegaciones de empleados y algunos directivos del lugar.
ArcelorMittal, líder mundial en producción de acero, gestiona en régimen de alquiler desde noviembre de 2018 la planta de Ilva, en Taranto, que llevaba casi cuatro años bajo administración concursal y muchos más con graves problemas económicos.
Pero el pasado 4 de noviembre, el coloso del acero comunicó que quería retirarse del acuerdo de compra, que debía hacerse efectivo en 2021, y emplazó a los administradores concursales de la planta que se hicieran cargo de ella en el plazo de un mes.
ArcelorMittal ha alegado que existen dificultades para cumplir los compromisos contractuales en la gestión de la factoría, desde hace años en el centro de la polémica por su impacto medioambiental y para la salud de los habitantes del barrio de Tamburi de Taranto.
La decisión de ArcelorMittal llega después de que el Parlamento italiano haya eliminado el "escudo" que protegía penalmente a sus gestores.
La planta contamina más de lo permitido desde hace años, pero dada su importancia económica y ocupacional, Italia aprobó en 2015 ese escudo que protege penalmente a los gestores hasta que reduzcan los niveles de contaminación del centro, sin interrumpir su actividad.
ArcelorMittal está negociando con el Gobierno italiano pues quiere llevar a cabo una serie de cambios por la crisis global del acero, como despedir a 5.000 empleados o reducir su producción, además de recuperar el "escudo penal", según recogen los medios locales.
Los sindicatos consideran "inaceptable" que ArcelorMittal quiera rescindir el contrato de esta siderurgia.