París, 21 nov (EFECOM).- La economía argentina profundizará su recesión este año y solo comenzará a crecer en 2021, según la OCDE, que alertó de los riesgos de agravar la situación si se revierten ciertas reformas estructurales destinadas a mejorar la productividad.
En su informe semestral de perspectivas, publicado este jueves, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) llevó hasta el 3 % la caída del PIB argentino este año, 1,2 puntos más que en su anterior previsión de mayo pasado.
En 2020, sin embargo, el deterioro de la economía será del 1,7 %, cuatro décimas menos de lo anteriormente augurado y para 2021 se prevé un crecimiento del 0,7 %, el primero desde 2017.
Los desequilibrios internos y externos que han conducido a la recesión iniciada el año pasado se han agravado con las incertidumbres políticas sujetas al ciclo electoral, abierto con las primarias de agosto, que se han traducido en la salida de capitales y una fuerte depreciación de la divisa.
Esa situación ha provocado una reestructuración de la deuda a corto plazo y el restablecimiento de los controles monetarios abolidos en 2015, lo que provocó la aparición de un mercado cambiario paralelo e interrupciones en los pagos.
Todo ello ha estancado la inversión, al tiempo que la inflación ha degradado el poder adquisitivo de los particulares.
La volatilidad ha afectado al crecimiento y se ha traducido en un aumento del desempleo, que comenzó a mediados de 2015.
La organización prevé que la demanda interna se mantenga moderada hasta finales de 2020, porque la estabilización económica seguirá precisando de rigor macroeconómico, lo que augura un incremento del desempleo.
Pero el tipo de cambio más competitivo estimulará la exportación, que tirará hacia arriba de la economía y que será el fundamento de la salida de la recesión.
La organización alertó de los riesgos fiscales a causa de los altos niveles de deuda y las dificultades de Argentina para acudir a los mercados crediticios internacionales.
También señaló que la inflación podría descontrolarse si se relaja la política monetaria.
"Una reversión de las reformas estructurales que mejoran la productividad agravaría la recesión y la frágil situación fiscal", apuntó la OCDE, que señaló que mantenerlas y profundizar en ellas podría conducir a una recuperación más rápida de lo estimado.
En ese sentido, el nuevo Gobierno, que entrará en función en diciembre, deberá reformar un sistema impositivo "altamente distorsionador" y que frena la productividad, para lo que puede apostar por hacerlos más progresivos para fortalecer la redistribución.
También tendrá que revisar el veto a la entrada de empresas en muchos sectores y las barreras al emprendimiento y al comercio, que reducen la competencia y la consiguiente reducción de precios que beneficia, sobre todo, a los más pobres.
La eliminación de barreras burocráticas contribuiría a mejorar la productividad y a crear empleos mejor remunerados, a lo que también ayudaría una mejor capacitación profesional y un seguro de desempleo más efectivo.
La OCDE consideró que en torno a un tercio del mercado laboral está en situación de empleo informal, sin protección laboral.
También ve "inevitables" una consolidación fiscal y una reestructuración de la deuda para estabilizar la economía.
Argentina debe continuar mejorando la eficiencia en el gasto público y reduciendo gastos ineficientes, mientras que los recientes aumentos de los beneficios sociales, "bien focalizados", contribuirán a proteger a los más modestos de las consecuencias de la recesión.
También será necesario mantener el ajuste monetario para garantizar la disminución de la inflación, que actualmente es del 50 % y que afecta sobre todo a los hogares con menores ingresos.