EEUU se ha sumergido un año más en el Black Friday (Viernes Negro), la fiesta de los descuentos y las compras, que espera volver a batir récords a pesar de los continuos temores a una desaceleración de la economía.
"La gente se siente segura, tiene trabajo y si lo pierde puede conseguir otro", asegura a Efe la analista de mercados Marie Driscoll.
Para la directora de moda y lujo de la firma Coresight, que como muchos otros estadounidenses ha aprovechado la jornada para hacer compras, el aumento un año más del consumo es una muestra de que los consumidores no se ven afectados, de momento, por las advertencias que desde hace más de un año lanzan los mercados.
Según Adobe Digital Insights, que calcula que las compras online alcancen este Viernes Negro los 7.500 millones de dólares, a las 10.00 de la mañana hora de Nueva York (14.00 GMT) los consumidores ya habían gastado más de 600 millones a través de Internet, un 19,2 % más que el año pasado.
Y es que según el presidente y máximo ejecutivo de la Federación Nacional de Minoristas (NRF, según sus siglas en inglés), Matthew Shay, se espera que en el periodo entre fiestas (desde el Día de Acción de Gracias hasta Noche Vieja) las ventas al por menor aumenten entre un 3,8 y un 4,2 % respecto a 2018.
Shay aseguró que se espera que se gasten en torno a 1.000 dólares por consumidor, por lo que los gastos totales en estos dos meses podrían situarse entre los 727.900 millones de dólares y 730.700 millones.
La NRF calcula que más de 165 millones de estadounidenses -uno de cada dos- comprará en este largo puente del consumismo, que abarca desde ayer miércoles hasta el Ciberlunes ("Cyber Monday").
Adobe Digital informó de que en la jornada del jueves, coincidiendo con el Día de Acción de Gracias, los estadounidenses se gastaron 4.200 millones de dólares en compras por Internet, un poco por debajo de las expectativas, pero un 14,5 % más que en la fiesta de Thanks Giving del año pasado.
La Quinta avenida en Manhattan, donde luce desde hace días la decoración navideña, es una de las calles tomadas esta jornada por los ávidos compradores, que también se han aglomerado en la calle 34 o los nuevos grandes almacenes de Hudson Yards, especialmente en las tiendas de tecnología como Best Buy o B&H.
Sin embargo, desde hace años, los hábitos del consumidor están cambiando y cada vez más gente opta por las compras por Internet en lugar de intentar buscar los chollos que se esconden en algunas estanterías de las tiendas.
En total, un 41 % de compradores confiesa que prefiere comprar a través de su ordenador o su teléfono, frente a un 47 % que continúa yendo en persona a las tiendas para encontrar una oferta que merezca la pena o comprar un producto rebajado por el que llevan tiempo esperando.
Pero también hay quienes muestran su rechazo activo a este festival del consumismo, por considerar que refuerza una cadena de producción que perjudica al medio ambiente y refuerza las injusticias sociales.
Entre varias protestas contra el consumismo que se registraron en torno a la comercial calle 34 de Manhattan, el Reverendo Billy y su Iglesia del Freno a las Compras protagonizó una pequeña concentración, al medio día, en los flamantes almacenes de Hudson Yards, que hoy son testigos de su primera jornada de Black Friday.
Unos quince feligreses de esta congregación neoyorquina -que no es una verdadera iglesia, sino un grupo a caballo entre el activismo y el teatro musical- extendieron una fotografía del planeta y cantaron contra el consumismo y a favor del medio ambiente, en la entrada de Hudson Yards hasta que fueron expulsados por la seguridad.
Mientras cantaban a coro, un par de consumidoras se acercó al pequeño grupo para gritarles: "cínicos" e "hipócritas" antes de preguntarles dónde habían comprado la ropa que llevaban.
"En tiendas de segunda mano, señora", contestó una de las activistas, sentada junto a la foto de la tierra y rodeada de decenas de clientes en busca de la mejor oferta posible.