Marta Garde
París, 11 dic (EFECOM).- Tras dos años de concertaciones y una semana de fuerte protesta social, el Gobierno francés presentó este miércoles una reforma de las pensiones para instaurar un sistema universal por puntos, pero se encontró con el rechazo inmediato de los sindicatos.
El proyecto formaba parte del programa electoral del ahora presidente, Emmanuel Macron, y la filtración de sus ejes principales ha provocado desde el pasado jueves distintas huelgas en el transporte y otros sectores que han paralizado parcialmente el país.
Este miércoles se detalló por fin su contenido y se presentó, en palabras del primer ministro, Édouard Philippe, como un modelo universal, justo y responsable, llamado a acabar con un sistema que varía en la actualidad según las profesiones y si se ha trabajado en el sector público o en el privado.
El futuro sistema universal, que acaba con los 42 regímenes vigentes y que el Ejecutivo presentará en Consejo de Ministros a finales del próximo enero, implanta un sistema por puntos cuyo valor será concertado por los agentes sociales "bajo el control del Parlamento".
Para calcular la jubilación, los puntos adquiridos a lo largo de la carrera profesional se convertirán en euros y se indexarán con los salarios y no con los precios, aunque una "regla de oro" evitará en esa ley que puedan bajar.
El Gobierno contempla además establecer una pensión mínima: una persona que haya percibido toda su vida laboral el salario mínimo recibirá 1.000 euros netos en 2022, y el 85 % del salario mínimo a partir de 2025.
Las autoridades francesas establecen en 62 años la edad mínima para jubilarse, pero dejan claro que la situación actual requiere trabajar más tiempo: en 1950 había cuatro activos por cada jubilado, y hoy solamente son 1,7.
Por ello, la edad de referencia para recibir una pensión plena se establecerá a partir de 2027 en los 64 años, con incentivos que premiarán la permanencia en el mercado de trabajo y penalizaciones que castigarán una jubilación temprana.
Philippe aseguró que el nuevo modelo no abandona a quienes sufren condiciones laborales con impacto sobre la salud o que iniciaron su vida laboral muy jóvenes, y que actualmente se benefician de regímenes especiales. Ese colectivo, destacó, podrá seguir retirándose antes de los 62.
Integran ese grupo militares, personal de la administración penitenciaria, controladores aéreos o policías, que este miércoles se manifestaron en París ante el Consejo Económico, Social y Medioambiental (CESE), donde el proyecto fue presentado.
En un discurso de 50 minutos, en medio de gran expectación, el primer ministro precisó que las nuevas reglas se aplicarán a quienes tengan menos de 50 años a finales de 2024, es decir, a los nacidos a partir de 1975. La primera generación que entrará de forma directa en el nuevo sistema será la de 2004.
"Hay muchos que van a ver las ventajas del nuevo régimen y creer que no va lo suficientemente rápido", recalcó Philippe, que dijo haber escuchado las suspicacias que ha levantado este cambio e insistió en que no quiere iniciar un pulso con los sindicatos.
Pero las agrupaciones sindicales tardaron minutos en mostrar su oposición.
"El Gobierno se ríe de todo el mundo", dijo el secretario general de la CGT, Philippe Martinez, mientras que la CFDT, que esperaba esta presentación para decidir si secunda la huelga, criticó que se haya cruzado la "línea roja" que para ellos supone la edad de la jubilación.
Tampoco estuvieron conformes los partidos de la oposición: desde la izquierdista La Francia Insumisa se consideró que el Ejecutivo lanza a los franceses a un laberinto ilegible y lleno de trampas, y en la ultraderechista Agrupación Nacional se subrayó que los franceses salen perdiendo.
Por ello, tras las huelgas generales del pasado jueves y de este martes, la intersindical mantiene su llamamiento a nuevas jornadas de protesta para mañana y el próximo martes, insatisfechas con una negociación en la que en su opinión no han sido escuchados.