Guillermo Ximenis

Londres, 16 dic (EFECOM).- Las principales entidades financieras británicas han aprobado el último test de estrés anual del Banco de Inglaterra antes de que el Reino Unido materialice su salida de la Unión Europea (UE), previsiblemente el próximo 31 de enero.

Los siete principales bancos que operan en el Reino Unido (Barclays, HSBC, Lloyds Banking Group, Nationwide, Royal Bank of Scotland, Santander UK y Standard Chartered) demostraron en ese examen su solvencia ante una eventual doble recesión económica, a nivel nacional y global.

La simulación prevé una contracción del 4,7 % del producto interior bruto (PIB) británico, del 2,6 % a nivel mundial, y un aumento de la tasa de desempleo en el Reino Unido desde el 3,8 % actual a un 9,2 %, entre otros factores.

El banco central subrayó que la severidad del hipotético escenario adverso que ha diseñado es comparable a la que conllevaría una ruptura abrupta de los lazos con el bloque comunitario.

Incluso tras someterse a esas adversidades, los principales bancos británicos mantendrían, en conjunto, un ratio de capital de calidad (CET1) más de dos veces superior al que registraban antes del comienzo de la crisis económica de 2008.

En el escenario desfavorable, tras haber tomado acciones "estratégicas" para manejar la crisis, Nationwide sería el banco analizado con un ratio mínimo de capital de calidad frente a activos de riesgo más elevado, del 13,1 %, mientras que Lloyds registraría el menor porcentaje, del 8,5 %.

Santander UK obtiene un CET1 mínimo del 10,8 %, mientras que el conjunto de las entidades analizadas mantendrían una solvencia del 9,3 %.

El primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, planea utilizar su recién conquistada mayoría absoluta para que el Reino Unido abandone de forma oficial la UE de forma amistosa, dentro de un mes y medio.

Hasta diciembre de 2020, sin embargo, el país seguirá integrado en el mercado único y el resto de estructuras comunitarias, durante un periodo de transición en el que ambos lados del canal de la Mancha deben negociar los detalles de su futura relación comercial.

Si al término de ese plazo no se ha firmado un acuerdo, el Reino Unido y la UE se verían abocados a un escenario similar al de un "brexit" sin acuerdo.

El sector bancario "es resistente y está preparado para afrontar el amplio rango de conmociones financieras que podrían estar asociadas a un 'brexit' desordenado en el peor de los casos", señala el Banco de Inglaterra en su informe.

El gobernador de la entidad central, Mark Carney, indicó, con todo, que la "amplia preparación por parte de las autoridades y el sector privado" de cara al "brexit ha "mitigado" la mayoría de los riesgos para la estabilidad que podría producir una "interrupción de los servicios financieros transfronterizos".

Carney subrayó que la banca británica cuenta con liquidez suficiente para cumplir con sus obligaciones sin necesidad de acceder a los mercados de financiación mayoristas durante "muchos meses".

El sector podría continuar prestando capital incluso durante una potencial crisis, si bien algunas entidades deberían recortar gastos para mantener su solvencia.

En cuanto al escenario global, el Banco de Inglaterra alerta de que la economía se ha continuado ralentizando en el último año, debido en parte a la guerra comercial que libran Estados Unidos y China.

Las tensiones políticas en Hong Kong han contribuido asimismo a la "caída de la actividad económica más pronunciada desde la crisis financiera global", agrega la entidad emisora.

El Comité de Política Financiera (FPC, en inglés) del Banco de Inglaterra considera que "las vulnerabilidades globales subyacentes continúan estando presentes y existe el riesgo de un mayor deterioro" económico.

Entre los riesgos futuros, la entidad contempla que el contencioso entre Washington y Pekín vaya más allá de la imposición de aranceles y derive en "restricciones tecnológicas y de capital", lo que "fragmentaría aún más la economía" a nivel mundial.

Se espera que el Ejecutivo británico designe a un nuevo gobernador del Banco de Inglaterra en los próximos días.

Carney decidió en 2018 alargar su mandato hasta enero de 2020 para otorgar "continuidad" al sector bancario británico durante el complejo proceso de negociación del acuerdo de salida de la UE.

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