Jeimmy Paola Sierra

Una empresa colombiana brinda empleo a jóvenes adictos y a habitantes de calle en proceso de recuperación para guiarlos hacia la reinserción al enseñarlos a fabricar estanterías y muebles metálicos en una planta que opera en Medellín.

Además de dar estas oportunidades, Estanterías Medellín tiene por política que a partir del crecimiento que ha logrado paga a sus empleados más del salario mínimo, entrega bonificaciones por producción y estimula la preparación académica.

"La labor social la llevamos como un lema", dijo a Efe Oswal Ramón Ramírez Trejos, propietario y gerente de Estanterías Medellín, un lugar de "oportunidades" para personas a las que otros les cerraron la puerta.

En la empresa aprenden a cortar, doblar, pintar y pulir piezas metálicas para elaborar estanterías livianas y pesadas, góndolas de supermercado y mobiliario de oficinas.

Con 17 empleados y grandes compañías mineras, clínicas y centros comerciales entre sus clientes, en el barrio Belén dos emprendedores empezaron el trabajo con población vulnerable con la llegada de un joven adicto a las drogas al equipo de trabajo.

"Hubo un momento difícil porque tuvo una recaída, pero se ha recuperado y vive incluso en su casa propia", contó Natalia Sofía Herrón, esposa de Oswal y encargada del área comercial de la empresa.

TRANSFORMAR VIDAS

Pertenecer a una iglesia cristiana ha propiciado la contratación de más empleados con ese perfil, quienes han experimentado transformaciones en su vida, pues llegan incluso "inmerso totalmente en el vicio" y con una apariencia "cadavérica", pero a través del respaldo de jefes y compañeros logran su rehabilitación.

Para Herrón, el caso más impactante dentro de la tarea que emprendió junto a su esposo lo protagoniza Fernando Moreno, al que conocieron cuando estaba en proceso de rehabilitación después pasar 28 años como habitante de calle.

El proceso fue lento, le costaba captar las instrucciones y todo "lo hacía mal", pero "no lo podíamos tirar a la calle", así que la paciencia fue la mejor arma para materializar el cambio a partir de la confianza.

"Ahora es uno de nuestros mejores trabajadores", comentó Herrón, quien también ha abierto las puertas de su empresa a venezolanos que llegan a Medellín huyendo de la difícil situación de su país.

CAPACITACIÓN, LA CLAVE

Los propietarios también han sido participes de la capacitación en Interactuar, una corporación que apoya el emprendimiento con crédito y programas como el Método Base de Aceleración, que le permitió a su empresa pasar de ser un "negocio de bolsillo" a un empresa familiar con futuro prometedor.

"Empresarios exitosos que conocí allá me inspiraron a estudiar", contó el gerente, quien destacó que en los últimos años consiguió organizar la parte contable y la producción, además de ubicarse en una bodega amplia para atender a más clientes.

Su esposa relató que el proceso ha sido "muy duro" en lo económico y en lo personal, en el que problemas de salud de Oswal, las deudas, la ruptura de una sociedad, la poca maquinaria y el difícil acceso a crédito los puso a prueba durante la peor crisis.

"Mirar hacia atrás, ver cómo estamos ahora y la proyección que tenemos nos mueve la fibra", enunció Herrón, pues para el 2020 duplicar las ventas parece un propósito viable.

Recordó, además que pasaron de atender las llamadas en el comedor de su casa y a trabajar de una forma "muy artesanal" a afianzarse en una planta con buena facturación anual que se mueven con el impulso de su labor social después de experimentar también dificultades.

La directora de Servicios de Conocimiento y Redes de Interactuar, Andrea Zuluaga, explicó a Efe que a medida que las microempresas en Colombia crecen en lo económico, lo hacen también desde "frentes sociales".

"Tienen un sentido social impregnado desde la sensibilidad", señaló la experta, y agregó que en el caso de Estanterías Medellín han conseguido que las personas vulnerables que contratan "mejoren sus habilidades para que puedan volver a creer en sí mismas".