Cuando escuchamos la palabra “rentabilidad” lo más común es asociarla a temas financieros, ya que, para cualquier empresa, su rentabilidad es un factor clave. Que algo sea rentable significa que da un beneficio, normalmente después de hacer una inversión, y que se mantiene sin producir pérdidas. Pero estos términos no tienen por qué estar relacionados solo con el ámbito económico.
Los conceptos y valores de las entidades van evolucionando a lo largo del tiempo, y la rentabilidad no ha sido una excepción. Un ejemplo de ello es la inversión social, acción que puede resultar rentable ya que aporta un gran beneficio a comunidades o colectivos vulnerables, ayudándoles a superar las dificultades y a progresar. La implementación de la inversión social se puede hacer realidad gracias a que cada vez más empresas lo están incluyendo en sus planes estratégicos.
Uno de los casos que se ha llevado a la práctica es el proyecto que empezó a desarrollar en 2015 Banco Santander que, junto a la Fundación que lleva su nombre, creó el programa Santander Ayuda. Esta iniciativa nació con el objetivo de colaborar con organizaciones sin ánimo de lucro en España que trabajan a nivel local por el bienestar de los grupos más desfavorecidos, vulnerables y en riesgo de exclusión social.
Santander Ayuda aporta 400.000€ al año a un total de 80 proyectos
El desarrollo de este proyecto ha supuesto un acierto en materia de ayuda social, con 17 ediciones celebradas, cuatro al año. El proyecto lanza cuatro convocatorias anuales que seleccionan hasta 20 proyectos en cada una de ellas, entre los cuales se reparten un total de 100.000€. Esto se traduce en que cada asociación recibe un máximo de 5.000€ por proyecto presentado. Con estos datos, cada año se destinan 400.000€ distribuidos entre 80 proyectos sociales.
Lo esencial del programa es su contribución a la labor que ya hacen las ONGs luchando por combatir la pobreza y la exclusión social, favoreciendo la atención a los mayores y su autonomía personal, o ayudando a personas con discapacidad, con dependencia o enfermedades graves.
Con la última edición del programa, Santander Ayuda alcanza los casi cuatro años de existencia, en los que ha conseguido apoyar a alrededor de 300 proyectos que han contribuido a mejorar la calidad de vida de muchas personas y han ayudado a que muchas asociaciones de carácter social puedan seguir adelante con sus objetivos.
Facilitando el acceso al programa Santander Ayuda
El proceso para optar a estas ayudas comienza con cada nueva convocatoria que se anuncia en la web de Fundación Banco Santander, donde se indica la fecha límite para presentar el proyecto. Cada organización deberá registrarse en el apartado correspondiente y enviar el formulario de solicitud de manera online a través de un enlace que se facilita en la misma página. Después se deberá llevar un formulario impreso a la oficina del banco más cercana.
Otra de las partes positivas del programa es que cada año hay hasta cuatro oportunidades de presentarse a las convocatorias si no fueron seleccionadas, dando más opciones a todos los que optan a participar en el proyecto. Esto se cumplirá siempre que se presente un solo proyecto por convocatoria, y, en caso de que una organización haya sido beneficiada con anterioridad, deberá esperar un año desde que recibió la ayuda para volver a presentar una solicitud.
Un paso más en responsabilidad empresarial
Con programas como el de Santander Ayuda se refuerza la idea de construir una rentabilidad social llevando a cabo acciones reales que tengan un impacto positivo en las sociedades en las que opera. De igual modo, el proyecto forma parte de las 10 metas de Banca Responsable que ha establecido la entidadm entre las que se ha propuesto ayudar a cuatro millones de personas a través de diferentes iniciativas de acción social en el periodo de 2019 a 2021.
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