Madrid, 1 feb (EFECOM).- La preocupación por el coronavirus coloca en cuestión las expectativas del sector alimentario español sobre China, visto por muchas compañías como un flotador para sus exportaciones tras el revés sufrido en Estados Unidos por la imposición de aranceles.
"Cuando China estornuda, el mundo se resfría". La frase, utilizada para hacerse eco del creciente peso económico del gigante asiático a escala global, ha pasado estos días de tener un sentido figurado a literal, especialmente después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretara la emergencia internacional.
Pese a que el principal foco de inquietud es sanitario, la pandemia también tendrá consecuencias económicas y ya se observa una caída del consumo en el país.
Esta bajada es preocupante para el sector alimentario español y sus exportaciones, ya que China es el segundo destino más importante fuera de la Unión Europea (UE) con compras por un valor superior a los mil millones de euros, sólo por detrás de Estados Unidos, y especialmente para la industria cárnica y el vino.
La decisión de la Administración Trump de colocar un impuesto adicional a las importaciones de productos agroalimentarios de la UE -vino, aceite y quesos españoles, entre otros- amenaza con sacar del mercado a algunas compañías, lo que hizo ganar atractivo a China como forma de compensar una parte del terreno perdido en EE.UU.
La propagación del coronavirus de Wuhan y las medidas decretadas por las autoridades chinas para controlar la pandemia han coincidido con la celebración del Año Nuevo chino, el 25 de enero, una época que según fuentes del sector se caracteriza por mayores niveles de consumo a los habituales.
"De momento nos informan de que el consumo está bajando, ya que la gente no sale a la calle y muchos supermercados han cerrado. El comercio electrónico, que es un canal muy importante para nosotros en China, también se está viendo afectado porque las empresas logísticas no están trabajando", apunta un portavoz de Calidad Pascual en declaraciones a Efe.
La compañía láctea, que no tiene infraestructura propia pero vende en dicho país a través de subdistribuidores, ha suspendido un viaje comercial a la espera de cómo evoluciona la situación.
La inquietud se extiende a los productores de cerdo ibérico, ya que clientes chinos les han trasladado la posibilidad de que bajen las ventas por la escasa actividad comercial -sobre todo si la alarma se prolonga en el tiempo-, aunque al menos pudieron enviar sus mercancías sin problemas antes de la entrada del Año Nuevo.
Así lo reconocen fuentes de la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici), que recuerdan el notable crecimiento que ha registrado la demanda de jamón en China.
Un análisis parecido hacen desde la patronal cárnica Fecic, cuyos industriales que venden a China les transmiten que, por el momento, no se han visto afectados por la situación.
Un similar diagnóstico hacen desde la Federación Española del Vino (FEV); su director general, José Luis Benítez, prevé una "afectación en las ventas de vino, al menos a corto plazo", en unas fechas en las que normalmente "hay más consumo y se hacen más regalos".
En el sector del vino la preocupación es mayor porque ya se están posponiendo o incluso cancelando ferias y acciones comerciales en China, lo que genera no sólo un impacto en ventas, sino también un quebradero de cabeza por las ayudas europeas a la promoción.
El coordinador de la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (organismo que aglutina a las Denominaciones de Origen), Jesús Mora, explica que las llamadas "ayudas OCM" de la UE para la promoción exigen cumplir el calendario de actividades previsto, y de no ser así se penaliza al beneficiario.
Ahora analizan qué hacer para que las bodegas y las DO puedan reasignar las subvenciones o al menos no verse castigadas; por el momento, abogan por alegar "causa de fuerza mayor", un concepto poco desarrollado normativamente pero que confían en que sea suficiente.