Londres/Bruselas, 3 feb (EFECOM).- El primer día hábil de la era pos-Brexit la Unión Europea (UE) y el Reino Unido han puesto sobre la mesa sus intenciones en la negociación del futuro tratado comercial, un texto que Bruselas prefiere que no contemple aranceles y que para Londres debe asemejarse a los vigentes entre Canadá o Australia y el bloque comunitario.
El negociador de la UE, Michel Barnier, ha comparecido ante los medios este lunes para hacer pública la oferta comunitaria: un pacto con "cero aranceles y cero cuotas en todos los bienes" que entren en el mercado único, así como un amplio grupo de servicios y acceso a las licitaciones.
En un discurso ante empresarios y embajadores, el primer ministro británico, Boris Johnson, reclamó una relación parecida a la del Acuerdo Económico y Comercial Global entre la Unión Europea y Canadá (CETA) o la de Australia, que deje al margen "toda la panoplia" de regulaciones comunitarias.
En su opinión, un acuerdo comercial no tiene por qué aceptar las "normas de la UE en competencia, subsidios, protección social, el medioambiente o nada similar".
"A menudo se nos ha dicho que debemos escoger entre un pleno acceso al mercado de la UE, aceptando sus normas y sus cortes según el modelo de Noruega, o un ambicioso tratado de libre comercio, que abre mercados y evita toda la panoplia de regulaciones comunitarias, según el ejemplo de Canadá", dijo Johnson.
"Hemos elegido: queremos un tratado de libre comercio similar al de Canadá, pero, en el improbable caso de que no tengamos éxito, entonces nuestro comercio tendrá que estar basado en el actual acuerdo de retirada de la UE", afirmó.
El acuerdo con Canadá permite el comercio de una mayoría de bienes sin aranceles, pero apenas cubre los servicios y mantiene los controles aduaneros y del impuesto sobre el valor añadido.
En Bruselas, Barnier explicó que la propuesta de la UE, además de evitar aranceles y cuotas, incluye también los servicios, el comercio digital, la propiedad intelectual, el acceso al mercado de los contratos públicos de ambas partes, la movilidad de las personas, el transporte o la posible participación del Reino Unido en programas de investigación o de educación comunitarios, como el Erasmus.
El negociador comunitario, que dio por hecho que habrá roces durante la negociación entre las partes, señaló que se deberán establecer mecanismos para atenerse a los altos estándares europeos sociales, medioambientales, de clima, fiscalidad o ayudas de Estado, y condicionó la oferta a dos cuestiones.
"La primera es que tenemos que asegurarnos de que la competencia es y sigue siendo abierta y justa", y la segunda es que deberá incluir un acuerdo sobre el sector pesquero.
El acuerdo pesquero debería estar cerrado el próximo 1 de julio, de modo que pueda entrar en vigor en 2020 y así fijar las cuotas de capturas de peces durante 2021, dijo Barnier.
En cuanto al encaje de la normativa comunitaria en el acuerdo, avisó de que, aunque son dos mercados, las reglas para determinar el origen de los productos y las formalidades aduaneras deberán aplicarse.
"Todas las importaciones de bienes o servicios en la UE tendrán que cumplir con las normas de la UE sobre seguridad, sanidad u otros estándares que protegen nuestros objetivos de política pública. Como resultado, los bienes que entren en la UE serán por ejemplo objeto de chequeos reguladores", dijo.
La propuesta desgranada por Barnier debe recibir el visto bueno de los Estados miembros en una reunión de ministros el próximo 25 de febrero.
Los planes de Reino Unido son iniciar las conversaciones comerciales con Estados Unidos, Japón, Australia, Canadá, Nueva Zelanda o la Commonwealth (mancomunidad de excolonias británicas), al mismo tiempo que negocia con los Veintisiete su futura relación.EFECOM