El enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliot Abrams, dijo este viernes que el Gobierno de Washington mantiene "buenas comunicaciones" con la petrolera española Repsol, de la que aseguró no tiene intención de ir en contra las leyes estadounidenses.
"Repsol tiene inversiones en Estados Unidos y muchos países y hablamos con frecuencia con la gerencia de Repsol y Repsol nunca ha sido y no quiere entrar en contravención de las leyes o sanciones de Estados Unidos", declaró Abrams en una conferencia de prensa telefónica.
El alto cargo estadounidense aclaró que si las condiciones o las acciones cambian, hablarán con la petrolera española.
El pasado miércoles, un funcionario estadounidense que pidió el anonimato amenazó con sanciones a Repsol, a la estadounidense Chevron y al conglomerado indio Reliance por sus actividades relacionadas con Venezuela, aunque reservó su advertencia más dura al consorcio estatal ruso del crudo Rosneft.
"Ya sea Rosneft, Reliance, Repsol o Chevron aquí en los Estados Unidos, yo tendría cuidado respecto a sus actividades en Venezuela que apoyan directa o indirectamente a la dictadura (del presidente venezolano, Nicolás) Maduro", dijo el funcionario, que pidió el anonimato, en una rueda de prensa telefónica.
Pero este viernes, Abrams matizó esas afirmaciones y recordó que la petrolera cumple con el régimen de sanciones de EE.UU. y tiene muchos intereses dentro y fuera de Venezuela.
"¿Puede el Gobierno de Maduro presionar al Gobierno español por vía de Repsol? Bueno, pueden tratar de hacerlo, pero después de todo, con toda franqueza, Repsol es una compañía muy grande e internacional con muchos intereses e inversiones en EE.UU. y es lógico que Maduro trataría de presionar por Repsol, pero yo no diría que tendrá mucho éxito", añadió.
Repsol ha reducido gradualmente su exposición patrimonial en Venezuela, que al cierre del tercer trimestre de 2019 ascendía a 351 millones de euros, un 23 % menos que al acabar 2018; y recibe crudo venezolano en pago de las deudas acumuladas, lo que le permite no infringir las sanciones estadounidenses a la petrolera venezolana Pdvsa.
Por su parte, Rosneft es una de las corporaciones rusas más activas en Venezuela, donde ha aumentado sus actividades petroleras y se ha convertido en el gran intermediario del crudo venezolano ante las sanciones impuestas por Washington a la estatal venezolana.
Mientras, Chevron es la única gran petrolera estadounidense que se mantiene en Venezuela, donde cuenta con 8.000 empleados, y está entre las únicas cinco empresas del sector que han recibido autorización del Gobierno estadounidense -renovada en enero y que expira el próximo 22 de abril- para operar en ese país.