Alfonso Fernández
Washington, 10 feb (EFECOM).- Mayor gasto en defensa, en exploración espacial con el objetivo de Marte en 2030, y recortes sustanciales en asistencia social, ayuda externa y medioambiente, es el nuevo plan presupuestario del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que incide en sus promesas de campaña para buscar la reelección en noviembre.
"Nuestra perspectiva es que tenemos un déficit de billones de dólares hasta donde se puede ver, y tenemos que atender esos déficit y esos números tienen que bajar", apuntó Russell Vought, director interino de la Oficina de Gestión de Presupuestos de la Casa Blanca al presentar la propuesta.
El proyecto presupuestario para el año fiscal 2021, que comienza en octubre, asciende a un total de 4,8 billones de dólares.
Las prioridades están claras: aumenta el gasto militar en un 0,3 % hasta los 740.500 millones de dólares, mientras que reduce el resto de las contribuciones en un 5 %, hasta los 590.000 millones de dólares.
"Vamos a tener un muy buen presupuesto con un partida militar muy poderosa, porque no tenemos opción. Vamos a hacer muchas cosas positivas, entre ellas, contra el derroche y el fraude", dijo Trump, minutos antes de que se conociesen los detalles del plan en un acto en la Casa Blanca.
Uno de los grandes beneficiados es la Agencia Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), que ve incrementado su presupuesto un 12 % este año, dentro del objetivo marcado por el mandatario de regresar a la Luna y llegar a Marte para 2030; junto con el Departamento de Asuntos de Veteranos, con un aumento del 14 %.
En el resto de las partidas, la orden de rebajar el gasto es clara: un recorte del 26 % en el presupuesto de la Agencia de Protección Medioambiental; un 9 % en el del Departamento de Salud y un 8 % en el de Educación.
Uno de los más afectados es el Departamento de Estado, que gestiona gran parte de la asistencia externa del país y que ve reducido su presupuesto un 21 %, hasta los 41.000 millones de dólares, con 4.000 millones menos para la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID).
Asimismo, apunta a menores contribuciones a diversos programas de asistencia social al elevar los requisitos, como la búsqueda activa de empleo, para acceder a beneficios como los cupones de alimentación, de los que dependen más de 40 millones de estadounidenses.
El plan de gasto federal para el año fiscal 2021, que comienza en octubre, también prevé 2.000 millones de dólares para la construcción del polémico muro fronterizo con México.
Esta cifra es inferior a los 5.000 millones solicitados en el pasado ejercicio y cuya oposición frontal, por parte de los demócratas, desencadenó el cierre de la Administración federal por más de un mes.
Pese a haber prometido equilibrar las cuentas públicas, el presupuesto de Trump no se compromete a eliminar el abultado déficit hasta 2035, y no en diez años como había adelantado previamente.
El déficit presupuestario de Estados Unidos se disparó un 26 % en el año fiscal 2019, hasta rozar el billón de dólares (984.000 millones) la cifra más alta en siete años.
El desequilibrio fiscal como porcentaje del producto interior bruto (PIB) mantiene, además, un tendencia ascendente al pasar del 3,8 % en 2018 a un 4,6 % este año.
Las proyecciones macroeconómicas que acompañan la propuesta apuestan por el optimismo, ya que asumen un crecimiento sostenido anual del 3 % en los próximos años, lo que contrasta con la tendencia apuntada por los últimos indicadores, que denotan una desaceleración de la actividad económica.
Según los datos preliminares, el crecimiento en 2019 fue de 2,3 % y para 2020 se prevé una moderación aún mayor, hasta el 2 % anual.
La propuesta recibió, inmediatamente, el rechazo de la oposición demócrata.
"Año tras año, los presupuesto del presidente Trump han buscado infligir devastadores recortes a salvavidas fundamentales en los que confían millones de estadounidenses (...) Muestra lo poco que valora la buena salud, la seguridad financiera y el bien estar de las familias estadounidenses que trabajan duramente", replicó Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes.
Este proyecto es más una declaración de intenciones que un verdadero plan presupuestario, ya que apenas cuenta con posibilidades de salir adelante ante un Congreso dividido, donde los republicanos controlan el Senado y los demócratas la Cámara de Representantes.
Este dibujo de prioridades, sin embargo, sirve al mandatario para remarcar sus intenciones políticas de cara a la campaña para las elecciones de este año, el próximo 3 de noviembre, en las que buscará la reelección.