El brexit ya está en marcha. El divorcio del Reino Unido y la UE ya está en plena ejecución… pero no vigencia. La Comisión Europea y el Gobierno británico están negociando las condiciones de la relación diplomática y comercial que tendrán ambos territorios a partir del 1 de febrero. Una negociación en la que España tiene sus propios intereses.
Según fuentes de la Secretaría de Estado de Comercio, España aspira a tener “cero aranceles y cero cuotas para todos los bienes y servicios” y en esta dirección presionarán las autoridades nacionales en el diálogo que hay en marcha.
Esto se debe a que Reino Unido es uno de los principales socios comerciales de España. Es, al fin y al cabo, el quinto país que más exportaciones nacionales recibe y es uno de los principales demandantes del mercado turístico español (recibimos unos 20 millones de turistas británicos al año).
Mantener condiciones
Por ello, dentro del mandato aprobado por el Consejo de Europa en el campo comercial, España buscará a mantener las condiciones de aduaneras y fiscales que todavía a día de hoy existen con los territorios ingleses tras el brexit.
Sin embargo, y con todo, se priorizarán determinados sectores. Según el Gobierno, se trabajará particularmente en que la política de ‘aranceles cero’ se haga realidad para los sectores de la automoción y sus componentes, para el sector farmacéutico y químico y para el ‘agro’, incluido el vino.
También se buscarán ventajas similares para el sector de la pesca, pero con un matiz: “Queremos que los mercados de exportación e importación mantengan sus reglas, pero ligado al acceso a las agua británicas para la flota española”.
Prórroga
Desde la Secretaría de Estado admiten que el plazo de negociación puede antojarse escaso, puesto que Reino Unido y Bruselas tendrían que llegar a un acuerdo y este tendría que ser ratificado por el Consejo de Europa y por el Parlamento Europeo antes del 1 de febrero. Por ello dejan abierta la puerta a una prórroga.
Eso sí, de pactarse tal prórroga el plazo límite es el próximo 1 de julio. “El tiempo es escaso y el nivel de ambición es grande. El calendario no tiene que pasar por encima de un acuerdo”.
Sin embargo, desde Comercio no creen que Londres vaya a poner obstáculos. Aseguran que los poderes económicos y británicos ya empujan hacia un acuerdo comercial “como el que quiere la propia UE”. Además, España también quiere mejorar las posibilidades de las empresas española para lograr concesiones públicas inglesas.
Eso sí: para ello el Reino Unido tendrá que adaptarse a los estándares de Bruselas en los campos de medio ambiente, derechos de los trabajadores y sociales, fiscalidad y ayudas públicas. Aunque, en realidad, según Comercio, se tratará de mantener los estándares que ya tienen puesto que hasta hace un mes formaba parte de la UE.
De esta manera, España y la UE esperan que a la guerra comercial y arancelaria que inquieta a la economía mundial no se sume un nuevo frente en el Canal de la Mancha.