La riqueza financiera neta de las familias españolas e instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares (ISFLSH) se situó en 1,526 billones de euros en el primer trimestre de 2020, lo que supone una caída del 6,2% respecto al trimestre anterior y un descenso del 1,4% frente al mismo periodo de 2019, según las Cuentas Financieras publicadas por el Banco de España este miércoles.
El dato positivo es que pese a la caída, que deja atrás el máximo alcanzado a cierre de 2019, no es tan grave como para acercarse a los niveles de la anterior crisis financiera, cuando alcanzaba el billón de euros justo antes de verano de 2007.
El Banco de España considera que este descenso de la riqueza financiera está en la negativa evolución de los mercados durante los tres primeros meses del año. De hecho, se produjo una adquisición neta de activos financieros de 43.000 millones de euros, pero la evolución de la rentabilidad fue muy negativa. En concreto, de pérdidas de 68.000 millones debido, fundamentalmente, a la caída del precio de los activos de renta variable en el último trimestre como consecuencia de la crisis del Covid-19.
El Banco de España indica que, en relación con el PIB, los activos financieros netos representaron el 123,2%, ratio 4,4 puntos porcentuales inferior a la de hace un año.
Por su parte, el saldo total de activos financieros -dinero en efectivo, acciones, depósitos y valores en renta- de los hogares e ISFLSH, sin descontar la deuda, alcanzó en el primer trimestre del año un importe de 2,287 billones de euros, un 1,1% inferior al dato de un año antes.
En relación con el PIB, los activos financieros totales de los hogares e ISFLSH representaron un 184,7% a finales del primer trimestre de 2020, lo que significa 5,9 puntos porcentuales menos que un año antes.
Los ahorros... al colchón
Los datos del Banco de España certifican la fuerte aversión al riesgo que ha marcado el comportamiento de ahorradores e inversores durante los peores meses de la crisis. En concreto, el grueso de los activos financieros de los hogares se encontraba en efectivo y depósitos, con un 40% del total. Ya de lejos, le siguen las participaciones en el capital (27%), seguros y fondos de pensiones (16%) y participaciones en fondos de inversión (13%).
Es más, el efectivo y depósitos fue el componente que más incrementó su peso en los activos financieros de los hogares, hasta en 2 puntos porcentuales con respecto a un año antes, mientras que el peso de las participaciones en el capital fue el que más cayó (-1,8 puntos porcentuales).