La deuda bancaria de las familias e instituciones sin ánimo de lucro residentes en España creció ligeramente en mayo al subir en 8.316 millones respecto al mes anterior, hasta los 705.573 millones de euros, por lo que marcó su nivel más alto desde agosto del año pasado, en plena crisis del Covid-19.
Por su parte, la deuda de las empresas se elevó en cambio en junio un 0,4% debido a las medidas de liquidez, hasta los 945.183 millones, con 4.038 millones más en un mes y registrando la cota más alta desde abril de 2015, según los datos del Banco de España publicados este lunes.
No obstante, pese a la subida registrada en el sexto mes del año, el endeudamiento de los hogares españoles se sitúa un 1,1% por debajo de los niveles de hace un año, con 7.757 millones de euros menos en un año.
Mientras, el de empresas se incrementó en junio un 5,1% interanual debido a las medidas de liquidez aprobadas por el Ejecutivo para paliar la crisis del Covid-19, como los avales con garantías del ICO, sumando 46.102 millones de euros.
En los últimos meses, la deuda de los hogares españoles se ha ido estabilizando e incluso ha ido en general bajando, hasta situarse en niveles previos a la crisis debido a la reducción paulatina de los préstamos contraídos, a la caída de los tipos de interés y al abaratamiento de los créditos.
Crédito al consumo
La subida del crédito a las familias en el sexto mes del año se debió fundamentalmente al aumento de los créditos al consumo, que registraron un alza de 9.315 millones de euros en un sólo mes, frente a la caída de 1.000 millones de los préstamos hipotecarios.
Así, los créditos hipotecarios, que representan la mayor parte del total, se situaron en 512.757 millones de euros, su nivel más bajo desde abril de 2006, con un retroceso mensual del 0,2% e interanual del 2%.
A pesar del descenso de la inversión de los hogares en vivienda durante los últimos años, el importe que las familias destinan a su hogar sigue ocupando la mayor parte de su endeudamiento, ya que supone el 72,67% del mismo.
Por su parte, los créditos de las familias destinados al consumo experimentaron un alza mensual del 5% en junio, hasta los 192.816 millones de euros. No obstante, en el último año han registrado un crecimiento de casi el 1,4%.
Más financiación a empresas
De su lado, la financiación a las empresas en el mes de junio se elevó en 4.038 millones de euros a nivel mensual, hasta los 945.183 millones de euros, un 0,4% más mensual, debido al aumento de los préstamos de entidades de crédito como consecuencia de las medidas de liquidez para paliar la crisis, así como en mayor medida de los préstamos del exterior y de los valores representativos de deuda.
A nivel interanual repunta un 5,1% y marca máximos desde 2015. En concreto, los créditos de entidades bancarias se elevaron ligeramente en 351 millones en un mes (en mayo subieron en 14.360 millones por las medidas), hasta los 514.471 millones de euros, su nivel más alto desde julio de 2017. A nivel interanual repunta un 6,5%.
Entre tanto, los préstamos del exterior subieron ligeramente a nivel mensual en 464 millones, hasta los 308.364 millones, aunque repuntó un 1,9% interanual, y los valores representativos de deuda crecieron un 2,7% mensual, hasta los 122.348 millones, su máximo histórico, y subieron un 7,7% interanual.
Necesidad de liquidez de 230.000 millones
El Banco de España estima que entre un 67% y un 69% de las empresas no financieras españolas presentará necesidades de financiación entre abril y diciembre de este año, por lo que podrían superar los 230.000 millones de euros como consecuencia de la crisis del Covid-19, una cifra que calcula que podría cubrirse en tres cuartas partes por los avales públicos para los créditos a las empresas.
Además, un 40% de las empresas habrían podido hacer frente a la situación sin registrar déficit de liquidez ni un deterioro de su situación patrimonial.
Así se desprende del informe Las necesidades de liquidez y la solvencia de las empresas no financieras españolas tras la perturbación del Covid-19, elaborado y publicado este lunes por el organismo supervisor a través de un ejercicio de simulación de las necesidades de liquidez de las empresas derivadas, a partir de tres escenarios macroeconómicos alternativos, tanto de los posibles déficits generados por la evolución de la actividad de explotación como de las inversiones en activos fijos y las amortizaciones de deuda financiera.
El organismo señala que la paralización de gran parte de la actividad económica por las medidas de contención del Covid-19 está provocando una reducción brusca de los ingresos para una proporción muy alta de las empresas españolas, lo que va a suponer que muchas de ellas tendrán que recabar nuevos recursos financieros para hacer frente a los pagos corrientes y a los derivados de sus decisiones de inversión en activos fijos y a las amortizaciones de deuda.
Entre las opciones cita sus activos líquidos como los depósitos bancarios, o bien recurrir al importe no dispuesto de sus líneas de crédito, así como recurrir a nueva financiación externa, como los préstamos bancarios, a desinversiones o a nuevas aportaciones de capital de los socios.
La estimación del importe global de las necesidades netas de liquidez de las empresas no financieras entre abril y diciembre se situaría entre los 224.000 y los 238.000 millones de euros, dependiendo del escenario considerado, en un 90% por la amortización de la deuda, siendo la contribución asociada al déficit generado por la actividad de explotación y por la inversión en activos fijos comparativamente menor.
El detalle por trimestres evidencia que el déficit más elevado se generaría entre abril y junio (entre 103.000 y 108.000 millones de euros), mientras que en los siguientes trimestres los importes se irían reduciendo progresivamente, a medida que se recobrara gradualmente la actividad.
Este perfil decreciente también se explica por que las amortizaciones de la deuda son superiores en el primer trimestre, dada la concentración de vencimientos en los primeros meses y el supuesto de que estos se refinancian más allá de 2020.
Entre abril y diciembre de 2020 un 67%-69% de las empresas no financieras españolas, dependiendo de que el escenario contemplado sea el de recuperación temprana o el de riesgo, presentarían necesidades de liquidez, empleando entre todas ellas entre un 73% y un 78% de los trabajadores del sector corporativo.
Estos porcentajes serían entre 7 y 10 puntos porcentuales superiores, respectivamente, en número de empresas, y entre 11 y 16 puntos porcentuales más elevados, en peso del empleo, respecto a los que se registrarían en un escenario sin Covid-19.
Los sectores más afectados serían los de turismo y ocio, vehículos de motor, y transporte y almacenamiento, en los que entre un 80% y un 87% de las empresas presentarían déficits, en el escenario de riesgo, llegando a afectar al 90%-95% del empleo de estas ramas.
Avales públicos
En todo caso, las empresas podrían cubrir algo menos de la mitad de estas necesidades haciendo un uso completo de sus activos líquidos y líneas de crédito, aunque casi un 30% de las compañías (en las que se concentra entre un 30% y un 33% del empleo total) seguirían presentando un déficit.
El Banco de España señala que no parece "muy verosímil" que las empresas agoten totalmente sus activos líquidos, ya que muchas de ellas preferirían mantenerlos por precaución, y cree que el grueso se canalizará mediante el recurso al crédito bancario.
El informe calcula que los programas de avales permitirían cubrir cerca de las tres cuartas partes (entre el 71% y el 75%, dependiendo del escenario) de las necesidades de liquidez estimadas de las empresas para los tres últimos trimestres del año.
El resto del déficit, de entre 56.000 millones de euros y 70.000 millones de euros, podría cubrirse a través de otras vías, como el recurso a los activos líquidos, a las líneas de crédito disponibles o a nueva financiación externa.
En este sentido, señala que la información sobre los préstamos bancarios hasta mayo muestra que las compañías de mayor dimensión, las que presentan un menor perfil de riesgo y las menos afectadas por la crisis estarían consiguiendo captar unos elevados volúmenes de financiación bancaria en condiciones muy favorables sin recurrir a la línea ICO de avales.
Unos 105.000 millones en el primer trimestre
Solo en el primer trimestre del año un 61% de las empresas, que emplean al 66% de los trabajadores del sector corporativo, no habría generado unos ingresos suficientes para hacer frente a los pagos corrientes y a los derivados de las inversiones en activos fijos y de las amortizaciones de sus deudas, con unas necesidades de liquidez de estas empresas se habría situado en torno a los 105.000 millones de euros.
Por tamaños, no se observan diferencias significativas en la proporción de compañías con necesidades de liquidez, si bien por sectores se constata que la rama de comercio, la de hostelería, restauración y ocio, y la de vehículos de motor serían aquellas en las que se concentraría un mayor porcentaje de compañías deficitarias.
El grueso (75%) de las necesidades de liquidez generadas en los tres primeros meses del año se habría cubierto mediante el recurso al crédito bancario (incluyendo la disposición de financiación disponible a través de líneas de crédito), en un porcentaje algo mayor en las pymes (83%) que en las empresas más grandes (69%).
Sin déficit de liquidez
Por otra parte, a pesar de la caída "sin precedentes" de la facturación empresarial, en torno al 40% de empresas habrían podido hacer frente a esta situación sin registrar déficit de liquidez ni experimentar un deterioro de su situación patrimonial, por lo que podrían seguir generando superávits de explotación y realizar nuevas inversiones.
No obstante, en el resto de las compañías el retroceso de la actividad habría llevado a elevar significativamente los niveles de vulnerabilidad financiera, haciéndolo con mayor intensidad dentro del segmento de las pymes y, especialmente, entre las empresas de los sectores más afectados por la pandemia, como los de turismo y ocio, vehículos de motor, y transporte y almacenamiento.
En el escenario de recuperación temprana, un 52% de las empresas sufrirían en 2020 un deterioro de su situación patrimonial (con un peso, en términos de empleo, del 48%), mientras que, si se contempla un escenario de riesgo, esta proporción se elevaría hasta el 55% (afectando a casi un 57% del empleo).
A su vez, la proporción de empresas con una probabilidad alta o muy alta de impago (superior al 3% y el 5%, respectivamente) aumentaría entre 8 y 10 puntos porcentuales respecto a la situación pre-Covid, suponiendo entre el 30% y el 32% del número total de empresas.
Tanto el peso del empleo de las compañías en esa situación como, en menor medida, la fracción de la deuda que acumulan del sector empresarial también se elevarían, hasta situarse en el 21%-24% y el 33%-34%, respectivamente.