La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha autorizado a la Unión Europea a imponer aranceles a productos estadounidenses por valor de 3.993 millones de dólares (3.400 millones de euros) al año. Esta medida compensatoria pretende paliar el daño a la competencia generado por las ayudas que Estados Unidos ha venido dando a Boeing durante los últimos años.
La resolución llega un año después de que el mismo organismo fallara a favor de Estados Unidos su solicitud de imponer una serie de tasas en compensación a las ayudas europeas recibidas por Airbus. En concreto, la OMC autorizó en septiembre de 2019 a que Estados Unidos impusiera aranceles valorados en 7.500 millones de dólares a productos europeos.
Ahora, el ejecutivo comunitario cuenta ahora con un instrumento para responder a las tasas que en el pasado han afectado a productos como el vino, el queso o los propios aviones. Y es que, pese a que el origen de este conflicto está en la industria aeronáutica, una vez la resolución de la OMC es firme, los mandatarios comunitarios tienen potestad para imponer tasas a productos de cualquier industria.
La decisión otorga el derecho de recaudar esta cantidad contra las importaciones de bienes estadounidenses. Tras la decisión de la OMC llega el turno de que, desde la UE, decidan si aprovechan esta resolución para gravar productos estadounidenses y la cuantía de los aranceles impuestos.
De hecho, el bando comunitario tiene preparada una lista de productos sobre los que actuar. Al igual que en el caso de los productos europeos que han sufrido los aranceles de EEUU, el sector de la alimentación sería el más afectado si se siguieran las indicaciones del primer documento.
Pescados, quesos o frutas de todo tipo aparece entre los primeros alimentos que la UE ha estudiado gravar. Una decisión que, en el caso de tomarse, aún tardarían unas semanas en ser efectiva.
Momento de deshielo
La decisión de la OMC llega en un momento radicalmente distinto al que se vivía hace un año. Frente a la escalada de confrontación lanzada desde Estados Unidos durante 2019, hoy las relaciones entre las potencias de ambos lados del Atlántico caminan hacia el entendimiento.
Sin ir más lejos, el pasado mes de agosto la Comisión Europea (CE) y el Departamento de Comercio estadounidense anunciaron una serie de reducciones arancelarias. Un paso histórico ya que fue la primera decisión negociada entre Estados Unidos y la UE en esta materia en más de dos décadas.
La primera decisión simbólica provocó que la UE eliminará los aranceles a las importaciones de langosta viva y congelada procedente de Estados Unidos. Washington, por su parte, anunció la reducción de un 50% en sus tasas arancelarias a comidas preparadas, vajillas de cristal, productos de tratamiento de superficies, cargas propulsoras o mecheros.
Así las cosas, los dirigentes comunitarios tienen en sus manos una resolución de la OMC que va a ser muy valiosa. Aunque todo parece indicar que no se tomará ninguna medida antes de que EEUU tenga nuevo presidente, su posición ha mejorado notablemente.
Tanto si se opta por el lado de la confrontación como si la opción es ahondar en los acuerdos, el comodín de 3.400 millones de euros va a permitir que los representantes europeos puedan negociar en una posición mucho más compensada. De lo que se decida dependerá el futuro de muchos negocios y el modelo de comercio internacional de los próximos años.