Sin duda, las elecciones estadounidenses no han sido el único catalizador del mercado que compite por la atención de los inversores. En particular, los rebrotes de la Covid-19 amenazan con retrasar el momento y la magnitud de la recuperación.
No obstante, esperamos que una mayor visibilidad de la continua recuperación de la economía mundial, junto con un mayor progreso hacia una vacuna eficaz contra la Covid-19, surjan como los principales impulsores de los precios de las acciones.
Mientras tanto, sí vemos una amenaza significativa de una escalada de las tensiones entre EEUU y China iniciada por un presidente saliente que puede culpar a China como la causa de las condiciones socioeconómicas negativas que prevalecieron en 2020. Las medidas podrían incluir el fin de la primera fase del acuerdo comercial, la prohibición del uso de las plataformas de pago del comercio electrónico chinas por parte de las empresas estadounidenses y las sanciones contra los bancos chinos y de Hong Kong.
Esperamos que China continúe retrasando las fuertes represalias contra cualquier nueva medida impuesta por la administración Trump, pensando que se desvanecerían al principio del mandato de Biden. Sospechamos que los mercados también podrían estar atentos a algunos de estos acontecimientos.
Dicho esto, también vemos un riesgo nada despreciable de una escalada de tensiones en el Mar de China Meridional o en cualquier otro lugar de la región durante esta fase de transición en el liderazgo de EEUU.
El enfoque de Biden hacia China está preparado para ser más predecible, pero aún así es conflictivo
No es probable que las medidas adoptadas en el período de transición causen daños irreversibles, pero la relación entre EEUU y China ya parece tener una trayectoria irreversiblemente negativa. No creemos que esto cambie bajo la administración de Biden.
De hecho, en nuestra opinión, el enfoque de Biden hacia China está preparado para ser más predecible, pero aun así es conflictivo. Habrá menos énfasis en la balanza comercial y una relajación gradual en los aranceles, pero la tecnología servirá como foco en el continuo deterioro de las relaciones entre EEUU y China.
A diferencia del presidente saliente, Biden puede optar por construir coaliciones multilaterales con aliados estadounidenses para abordar a China en asuntos relacionados con el comercio, la tecnología, los derechos humanos y el medio ambiente.
Los métodos del nuevo presidente para nivelar las desigualdades percibidas en la relación entre EEUU y China probablemente se centrarán en fortalecer EEUU, en la medida en que el Congreso esté dispuesto a ello, en lugar de medidas en las que el objetivo principal sea reducir la producción china.
La disminución de la amenaza de los aranceles debería revertir la anterior fortaleza del dólar
En este sentido, tenemos la mayor convicción en la debilidad sostenida del dólar y en un mayor desempeño de los activos de los mercados emergentes. La disminución de la amenaza de los aranceles bajo la administración entrante debería reducir gran parte del descuento por proteccionismo en las divisas y revertir la anterior fortaleza del dólar.
La falta de un impulso fiscal agresivo en EEUU mantendrá los rendimientos reales moderados, en nuestra opinión, lo que también contribuirá a una amplia caída del dólar. Consideramos que una amplia gama de activos de los mercados emergentes -desde las divisas, pasando por las acciones, hasta la deuda denominada en dólares- es particularmente atractiva en este contexto.
***Álvaro Cabeza es director de UBS AM en Iberia