El fin del estado de alarma animó la evolución del mercado laboral y también el consumo presencial, como demuestran los datos de gasto con tarjeta. Con el proceso de vacunación avanzando, hay cierto consenso económico en que la segunda mitad del año será -por fin- la del inicio de la recuperación.
Sin embargo, ese optimismo está acompañado de una preocupación por los riesgos que persisten en el horizonte y por el impacto del ajuste que, tarde o temprano, tendrá que acometer la economía española.
Aunque el desplome económico que sufrió España en 2020 fue el mayor desde la Guerra Civil, las consecuencias de la crisis no se han notado en la sociedad todo lo que hubiera sido esperable debido al dopaje monetario y fiscal con el que respondieron las autoridades europeas y españolas. Algo que está en línea con lo que hicieron el resto de grandes economías mundiales.
Sin embargo, la pandemia ha traído nuevos hábitos y ha transformado la economía, con lo que las empresas y el mercado laboral tendrán que ajustarse tarde o temprano a este nuevo escenario. Mientras, los Gobiernos deberán buscar fórmulas para hacer sostenible el pago de la deuda que ha dejado la pandemia y que en el caso de España se suma a la acumulada por la crisis financiera.
Contención del paro
Fedea presentó este jueves un estudio sobre el mercado de trabajo español en el que advierte que la permanencia de los ERTE está retrasando ese ajuste. Según sus cálculos -que aplican un modelo calibrado a la economía española-, de no ser por esta figura, la tasa de paro en España habría llegado a superar el 40% en los peores momentos de la pandemia, frente al 14%.
Además, sin los ERTE, la destrucción de empleo se habría duplicado en el caso de los trabajadores temporales (hasta el 33%), mientras que en el caso de los empleados con contrato indefinido habría sido dos puntos mayor (hasta el 10%).
La idea de subsidiar el empleo para combatir los efectos de la pandemia fue acertada. Sin embargo, Fedea advierte que la persistencia de este mecanismo "puede tener algo de ilusión de corto plazo" y, de hecho, considera que la tasa de paro, por sí sola, ha dejado de ser un buen indicador del estado real del mercado laboral.
"Mantener por mucho tiempo esta situación, que podríamos llamar de dopaje económico de nuestro mercado de trabajo no es sostenible ni desde el punto de vista fiscal ni desde el punto de vista de la eficiencia económica. Se están retrasando ajustes sectoriales y ocupacionales quizás ya necesarios antes de la crisis actual y esto puede tener consecuencias importantes para el ajuste futuro y suave de la economía española", advierte el informe titulado Despidos temporales, reducción de jornada y Covid-19: el caso de un mercado laboral dual.
De acuerdo con sus autores, Victoria Osuna y J. Ignacio García Pérez, el Gobierno parece ser consciente de ello y por este motivo ha tratado de buscar fórmulas para reducir el grado de subvención a las cotizaciones empresariales de trabajadores que siguen sin trabajar. Algo que se haría con la idea de trasladar esos incentivos a la recontratación y al reciclaje profesional de esos empleados.
Inflación y estímulos
Otro de los elementos que preocupa es la retirada de estímulos por parte del Banco Central Europeo (BCE). Aunque no vaya a ser una decisión inminente, la subida que ha experimentado la inflación de la zona euro abre la puerta a este debate.
La tasa de inflación interanual de los países del euro aumentó en mayo hasta el 2%. Tocó así una barrera psicológica, ya que ese es el objetivo de inflación que tiene el Banco Central Europeo (BCE).
En algunos países, la subida llegó a ser del 3%, según los datos publicados esta semana por Eurostat. Entre ellos, figuran Luxemburgo, Lituania y Estonia. En el caso de España, la tasa de inflación armonizada se situó en el 2,4%.
La dependencia que tiene la recuperación de la economía española de los estímulos del BCE fue destacada este jueves por el presidente del Círculo de Empresarios, Manuel Pérez-Sala, durante la presentación del documento España ante una década decisiva.
"La deuda nos ha permitido superar las dificultades ofreciendo a los trabajadores no perder el empleo. Pero esa ayuda procede del BCE. Todas las emisiones de deuda de España han sido compradas por el Banco Central Europeo. Sin esas compras, España no habría podido superar el trauma social que supone cuatro millones sin empleo y otro millón que tampoco trabaja", recordó Pérez-Sala.
La cuestión es hasta cuándo se sostendrá esa política monetaria. El próximo jueves, 10 de junio, el organismo que preside Christine Lagarde celebra una reunión de tipos clave en la que tiene que decidir el ritmo de compras de deuda para el segundo semestre del año.
En este contexto, "es muy poco probable que el banco central anuncie una reducción en la cantidad de compras", señala el economista jefe de AXA Investment Managers, Gilles Möec, en línea con el consenso del mercado. Sin embargo, este experto sí augura una "inminente disputa" sobre los estímulos que será clave para España.
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