Es indudable que la agricultura ha sido clave para el desarrollo de la humanidad e, incluso a día de hoy, representa un sector clave para nuestra supervivencia y nuestra salud. Sin embargo, esta actividad se halla en un momento delicado: por un lado es la base de nuestra alimentación; por otro, las zonas agrarias de muchos países se encuentran en riesgo por el cambio climático, la sobreexplotación y las prácticas irresponsables.
La sociedad está plenamente comprometida con la sostenibilidad y el respeto del medio ambiente. Esto va muy alineado con el cuidado de la agricultura y del agua que se usa para ello. Es una tarea vital dado que la población mundial está en continuo crecimiento y las previsiones estiman que, en 2050, haya cerca de 9.700 millones de personas en el planeta, según Naciones Unidas.
Este escenario traza algunas necesidades evidentes: la primera es la de tener un sistema para proporcionar alimento a todas ellas. Y nuevamente es la agricultura la que se erige en el centro de toda estrategia. Contar con un sector agrario fuerte, sólido, resiliente y capaz de cubrir las necesidades de tanta gente requiere inversión para modernizar sus métodos y una cuidada planificación de recursos, especialmente de los más valiosos, como el agua.
Un sector clave para la economía
El mejor argumento para empezar a construir este escenario se encuentra en la manera en la que el campo ha salido al paso de la crisis sobrevenida por el Covid-19. Este sector es uno de los pocos que han aguantado el envite, como demuestra que, en España, durante 2020, y pese a los meses de parálisis económica, el PIB que aporta este ámbito ascendió un 4,9%.
Este ejemplo demuestra la centralidad de establecer mecanismos para que el sector evolucione al mismo tiempo que la sociedad y haga frente con similar éxito a los retos que vengan. Por eso, una de las líneas maestras de esta transformación pasa por la optimización en el uso del agua y la modernización de las instalaciones y de la tecnología, que permitan dar respuesta a las necesidades de cada finca, mejorando la producción y reduciendo su huella medioambiental.
SUEZ, una empresa referente en la gestión y el suministro del agua, se encuentra en una posición clave para liderar este gran cambio. Su experiencia en esta labor, de más de 160 años, y con presencia en todo el mundo, convierten a la misma en una voz autorizada para orientar a estos empresarios a alcanzar la meta a través de su división Agriculture.
"La agricultura juega un papel estratégico dentro de la sociedad, garantizando el abastecimiento de alimentos a la población de forma sostenible desde todos los puntos de vista: social, económico y medioambiental", indica Antoni Diaz, director general de SUEZ Agriculture. "Desde SUEZ Agriculture, acompañamos al agricultor en todas las fases de producción de su explotación, ofreciendo un servicio integral llave en mano para impulsar un modelo agrícola de alta eficiencia", añade.
En concreto, SUEZ Agriculture pone a disposición de cualquier agricultor soluciones en cuatro ámbitos para modernizar sus negocios y lograr estos objetivos de eficiencia y sostenibilidad. El más evidente atañe al tipo de cultivo. Teniendo en cuenta el clima, el tipo de suelo o del entorno, los especialistas de la empresa pueden aconsejar el mejor tipo de siembra según las circunstancias.
En los últimos tiempos, una de las líneas que han cobrado mayor protagonismo es la producción de frutos secos. En España, hay cerca de 800.000 hectáreas destinadas a esta familia, de las que el 90% corresponde al almendro. Este papel capital se debe a su excelente ratio de rentabilidad, que le confieren un 'alto valor' porque ofrecen buenos precios de forma estable y sostenida en el tiempo.
Cultivos como la mencionada almendra, el pistacho, las nueces o, ampliando el rango, los cítricos o el aguacate, son cultivos que tienen notable éxito en nuestro país y que, más allá de su rentabilidad, también guardan otras ventajas. Y es que son plantaciones que se pueden mecanizar para alcanzar una producción intensiva.
Tecnología y energía sostenible
Para alcanzar este ideal, otra de las áreas en las que SUEZ Agriculture propone establecer mejoras es en la que atañe a su especialidad, la gestión del agua. En este caso, la propuesta pasa por hacer un uso más adecuado de este recurso. Para ello, aboga por modernizar los sistemas de regadío e incorporar mecanismos para reutilizar y reciclar el agua usada y, en general, trabajar para reducir la huella hídrica de las instalaciones.
En paralelo, otra faceta en la que este plan integral propone incorporar mejoras de eficiencia es en el uso de la energía. Por una parte, apostando por renovables como la solar o la minihidráulica, por ejemplo. Pero como en cualquier otro tipo de instalaciones, el uso de materiales adecuados, de iluminación correcta donde proceda, por ejemplo, también suponen una ayuda para el planeta y, de paso, para las cuentas de la empresa que opte por esta asumir esta visión sostenible.
Y en ello entra en juego la tecnología, que conforma el cuarto pilar en la estrategia sostenible que defiende SUEZ Agriculture para las empresas del sector agrario. Hay muchos aspectos en los que esta industria puede beneficiarse de ello. Digitalizar los procesos para un control de los cultivos es clave, casi tanto como instalar sensores para conocer en tiempo real todos los parámetros de las siembras. Con ello se pueden conformar una organización más adecuada y realista de los riegos, del uso de fertilizantes, etc.
Se trata, en definitiva, de establecer una estrategia única para cada agricultor que mejore su producción, de asesorarle en sus dudas y de acompañarle en una transformación necesaria para entrar, definitivamente, en el futuro de un sector que ayer, hoy y también en el mañana, seguirá siendo clave para todos los habitantes del planeta.