La socialdemocracia ha ganado en Alemania, pero con mucha menos contundencia de lo que al Gobierno de Pedro Sánchez le hubiera gustado. El ajustado resultado que arrojó este domingo la batalla electoral abre la puerta a meses de intensas negociaciones que determinarán si el sucesor de Angela Merkel será el candidato ganador del SPD, Olaf Scholz, o el de la UCD, Armin Laschet.
Del nombre del futuro canciller y de los aliados con los que forme Gobierno dependerá buena parte del futuro económico de los países de la Unión Europea en unos años claves para apuntalar la recuperación de la pandemia, determinar la hoja de ruta de la descarbonización y regresar a la normalidad en materia fiscal y monetaria.
En este contexto, el futuro de la política económica del Ejecutivo español puede ser muy distinto con una coalición liderada por el socialdemócrata Scholz, los verdes y los liberales del FDP, frente al de un Gobierno alemán encabezado por Laschet junto con los mismos socios. Esta última coalición tricolor ha sido bautizada como 'Jamaica'.
En todos los escenarios, es importante tener presente que tanto Scholz, como Laschet son figuras cercanas a Angela Merkel, ya que el primero es su vicecanciller y ministro de Finanzas en virtud del acuerdo de la actual coalición y el segundo, es su sucesor al frente de la Unión.
Esto significa que gane quien gane las negociaciones para formar un Gobierno, la política alemana en la Comisión Europea -presidida, además, por la alemana Ursula von der Leyen- no debería experimentar grandes giros tras los resultados de este domingo, aunque sí habrá matices importantes que se notarán mucho en los tiempos de la ejecución de las políticas.
Deuda y déficit
Con esto, un reciente análisis de los economistas de Goldman Sachs advertía de que una "coalición Jamaica se sentiría más comprometida a limitar las desviaciones de la deuda y garantizar una reducción constante de los ratios de deuda sobre PIB". Sin duda, la presencia de los liberales en este Gobierno liderado por los conservadores de la Unión se haría notar en este terreno.
Tanto es así que, como recuerda el gestor de la firma de inversión, Wolfgang Bauer, "después de suavizar la postura de Alemania sobre la disciplina fiscal interna, un Gobierno de Scholz probablemente también sería más tolerante con las finanzas públicas en otras partes de Europa".
Esto sería un balón de oxígeno para los objetivos de Pedro Sánchez de terminar la legislatura en 2023. No hay que perder de la vista que en el calendario europeo el tiempo que va de aquí a esa fecha es vital porque la Comisión Europea se ha comprometido a revisar el Pacto de Estabilidad antes de ese año. De cómo se oriente esa reforma dependerá la velocidad que tenga que tomar la consolidación fiscal española.
En este marco de negociaciones, la vicepresidenta, Nadia Calviño, ha mantenido numerosas reuniones y conversaciones con Scholz, con el que comparte sillón en el ECOFIN, el Consejo que aglutina a los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea.
Política monetaria e inflación
Que el futuro canciller sea de izquierdas o conservador también será determinante para el voto de Alemania en el Banco Central Europeo (BCE) en un momento crítico, puesto que la inflación está al alza en toda la Eurozona y los alemanes tienen pánico a las subidas de los precios por su pasado.
De cómo articule el BCE su retirada de estímulos dependerá también el margen del Gobierno español en esta y la próxima legislatura para poder maniobrar con su política económica y social.
Con una deuda sobre PIB por encima del 125% como consecuencia de la herencia de la crisis de 2008 y la de la Covid-19, España depende de los tipos de interés que dicta Fráncfort y de sus compras de deuda pública para poder sostener las emisiones del Tesoro.
El debate será intenso y no se debe olvidar que la pandemia ya movilizó a un centenar de economistas de izquierdas europeos -entre ellos, algunos alemanes y españoles- que abrieron el debate sobre una posible condonación de deuda por parte del BCE a los países más afectados por el coronavirus para poder superar esta crisis.
A día de hoy es una petición olvidada, pero que este debate se abra por parte de determinados economistas es una muestra de hasta dónde puede influir en el futuro europeo que Alemania se incline por un Gobierno de un color u otro. La presencia de los liberales en ambos escenarios de coalición será un cortafuegos a este tipo de iniciativas.
Transición ecológica
En lo que sí han sido claros los alemanes es en que pese a la subida del CO2 y la amenaza de un invierno tenso por la política de Rusia con el gas, quieren avanzar en la descarbonización, que Merkel ha defendido en Bruselas y en casa, donde su partido ha perdido votos tras ceder algunos de ellos a los verdes.
El resultado de los verdes ha sido peor al que llegaron a mostrar los sondeos hace unas semanas, pero aún así, tiene garantizado estar en cualquiera de las coaliciones que se formen.
La transición ecológica está asegurada en la Unión Europea y es posible, que entre las condiciones que imponga la líder del partido, Annalena Baerbock, para prestar su apoyo a un canciller figure la de avanzar con una mayor determinación y velocidad en la lucha contra las emisiones que dañan el planeta.
En este sentido, para la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, es una noticia importante que los verdes de Baerbock vayan a tener un importante protagonismo en todos los frentes de las negociaciones que se abran para formar Gobierno en Alemania.
En este terreno, no hay que perder de vista que el Gobierno español está pidiendo a la Comisión Europea cambios en los derechos de CO2 para rebajar su coste y frenar la escalada de la luz en España. Y una Alemania más decidida por el ecologismo puede consolidar el rechazo europeo a esta petición española que por el momento, no ha convencido a Bruselas. En todo caso, a largo plazo, Ribera y Baerbock buscan los mismos objetivos.
Macron y Draghi
Las elecciones alemanas de este domingo eran una cita electoral muy esperada para ver cómo valoraban los alemanes la gestión de una pandemia en la que la Unión Europea ha pisado el acelerador de la integración con decisiones como la compra conjunta de vacunas o la mutualización de bonos para financiar los programas de Next Generation EU. Pero no son los únicos comicios que hay en el horizonte.
También en Francia habrá elecciones en abril de 2022 y conocer ese resultado será vital para ver cómo se articulan los ejes de poder en la Unión Europea con tradición franco germana.
Esto ocurrirá en un momento en el que ha emergido con fuerza una figura muy respetada en Bruselas por el nombramiento de Mario Draghi como primer ministro en Italia.
Se especula con la posibilidad de que en los próximos meses, el presiente de Francia, Emmanuel Macron, refuerce sus lazos con Draghi a la espera de ver quién sucede a Merkel.
Este movimiento sería interesante para España, puesto que el refuerzo de un país del Sur en las decisiones de la Europa posterior al brexit supone contar con más apoyo para muchas de las posturas que defiende el Gobierno de Sánchez en temas como la solidaridad, la fiscalidad o la mutualización de deuda.
Sin embargo, que la economía española -cuarta del euro- pueda perder la oportunidad de utilizar su mayor peso económico derivado de la salida del Reino Unido por quedar ensombrecida por Draghi es también un riesgo que no debe perder de vista el Gobierno español en esta nueva 'era sin Merkel'.