Shanghái, Ningbo, Shenzhen y Guangzhou, son cuatro de los cinco principales puertos de contenedores mundiales y se encuentran en China. Todos están sufriendo retrasos de hasta un mes por el encarecimiento de las materias primas, las estrictas medidas anticovid y por los problemas típicos en esta zona del Pacífico, donde es habitual que haya tifones y tormentas marítimas.
Desde China hasta Estados Unidos, pasando por Europa, el 80% del comercio internacional se mueve en estas embarcaciones. De ahí a que el atraso en uno de estos puertos genera un efecto dominó en toda la cadena de suministros.
Además, los puertos de Los Ángeles y Long Beach también están viviendo esta situación. Ambos acumulan 10 jornadas de retraso, con largas colas de enormes cargueros fondeando frente a los muelles a la espera de poder atracar y descargar sus mercancías, una tarea que puede demorarse hasta doce días.
Otro de los grandes afectados es el Reino Unido, en gran parte debido al Brexit. Tanto es así que han tenido que rechazar la entrada de más barcos al país por la fuerte acumulación de productos en los puertos.
La falta de mano de obra en los puertos y la escasez de conductores de camiones son otras de las razones que están disparando los tiempos de espera. Estos retrasos también han provocado el aumento de los precios de los fletes hasta un 500% su precio. Hace dos años, un contenedor costaba 2.000 euros. Y este año se ha disparado hasta los 15.000 euros.
Por su parte, el presidente del Banco Mundial indicó que "nuestros datos apuntan a que un 8% de los contenedores en todo el mundo se encuentran parados y no están llegando a los puertos. Eso es el doble de lo que sería en tiempos normales e incrementa los costes de transporte y, en consecuencia, de los bienes".