El Instituto Nacional de Estadística ha confirmado el incremento del 5,4% de la inflación en octubre respecto al año pasado. Lo que equivale a la mayor subida desde 1992, y empieza ya a suponer un problema para la recuperación económica tras la crisis de la Covid-19.
Concretamente, la electricidad se encareció en octubre un 62,8% respecto al año pasado, el diésel un 30,5% y la gasolina un 26,5%.
La inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) subió cuatro décimas en octubre, hasta el 1,4%, con lo que se sitúa cuatro puntos por debajo del índice general. El INE destaca que esta diferencia entre ambas tasas es la más elevada desde el comienzo de la serie, en agosto de 1986.
Este incremento de los componentes energéticos viene motivado por el contexto de recuperación internacional, en el que los precios de la energía y el crudo se están incrementando por el ‘tirón’ que hacen las fábricas.
En tasa mensual (octubre sobre septiembre), el IPC encadenó su tercer repunte consecutivo al subir un 1,8% en octubre, un puntos más que en septiembre. A este incremento contribuyó el encarecimiento de la electricidad, del vestido y el calzado, de las gasolinas y de las frutas, el pan y la carne.
La inflación empieza a trasladarse hacia otros sectores económicos. Así, por ejemplo, la alimentación ya está reflejando el aumento de costes como por ejemplo las frutas y hortalizas, en la semana del 25 al 31 de octubre, el precio de mandarina subió un 3,63% con respecto a la semana anterior, el de la alcachofa un 8,55%, el del brócoli 9,5%, el pepino un 21,4% (de 0,46 €/kg a 0,56€/kg) y el repollo un 23,77% (de 0,49€/kg a 0,61€/kg).