En 2008, año en el que se puso fin al milagro económico español, España doblaba a Estonia en términos de poder adquisitivo. En tan solo 13 años, la república báltica ha dado la vuelta a ese ránking y en 2021 ha logrado igualar a nuestro país en este indicador (una vez ajustado el diferencial de poder adquisitivo).
Son varias las claves que han influido en este rally para adelantar en bienestar a la cuarta economía del euro. Pero el Informe de Competitividad Fiscal 2021 que publicó este lunes el Instituto de Estudios Económicos (IEE) pone de relieve una fundamental: Estonia es el país de la OCDE que lidera este listado desde hace ocho años.
Con un nivel de gasto público que -descontado el efecto de la pandemia- alcanzaba cotas parecidas a las de España (el 39,4% del PIB frente al 42% en 2019), el sistema fiscal estonio favorece la actividad privada en todas las figuras tributarias analizadas para elaborar ese índice: el Impuesto sobre Sociedades, el IRPF, los impuestos indirectos, la tributación patrimonial y los impuestos a los que están sujetas las rentas internacionales.
Según advierte el think tank de la CEOE a la espera de que el grupo de expertos del Ministerio de Hacienda entregue su propuesta de reforma fiscal, el código tributario estonio es el "mejor diseñado de toda la OCDE". Una conclusión a la que llegan tras analizar -a partir de los datos de la Tax Foundation- algunas variables concretas. Entre ellas, las cargas fiscales para las empresas y para la propiedad.
España ocupa el puesto 30 del listado de 37 países de la OCDE lastrado por la falta de competitividad de su sistema para el impuesto de Sociedades y los que gravan el Patrimonio, así como por su elevada tasa de economía sumergida (que el IEE calcula en el 22% a partir de datos del FMI). En el IRPF, tiene una posición de alerta frente a los países más competitivos, pero mejor que la de otras economías como Italia, Francia, Portugal o Dinamarca. Y aunque tiene una puntación menor que Estonia en el IVA y en las rentas internacionales, en estos ámbitos sí saca una nota elevada (como muestra el color verde de la tabla).
Sociedades en Estonia
Estonia tiene un tipo de referencia en el Impuesto sobre Sociedades del 20% -por debajo de la media de la OCDE-. Pero además de situarse en un umbral atractivo, ese tributo se aplica solo al reparto de dividendos. Esto hace que sea posible reinvertir beneficios empresariales de forma continua sin que esas rentas tributen.
Otra de las claves que en opinión del IEE hace atractiva su fiscalidad para las empresas es la posibilidad de eximir de tributación el 100% de las ganancias obtenidas en el extranjero por las empresas. Esta política contrasta con la del Gobierno español que en esta legislatura ha establecido un impuesto del 5% sobre los dividendos repatriados por las filiales de empresas españolas en el extranjero hacia sus matrices.
Precisamente este marco fiscal y la incertidumbre regulatoria que hay en este momento en España hicieron que el presidente del IEE y vicepresidente de la CEOE, Íñigo Fernández de Mesa, advirtiera este lunes que la política del Gobierno español puede ahuyentar la inversión extranjera en un momento en el que la economía española ha quedado rezagada en la eurozona. Una situación en la que -según este organismo- la política fiscal habría tenido un papel clave.
De hecho, lejos de mantener su competitividad fiscal, España ha retrocedido cuatro puntos desde 2019 en este índice (dos de ellos, en 2020). Esto es algo que se explica por la combinación entre las subidas fiscales adoptadas por el Gobierno y las políticas de bajar impuestos que han marcado la agenda de otros países vecinos. Con esto, en 2021, la distancia de la economía española frente al sistema fiscal estonio es del 43%.
A esto se une que otros países del euro con una renta per cápita inferior a la de España, como Letonia, Lituania o Eslovaquia también salen mucho mejor en el índice de la competitividad fiscal. Esto en un momento en el que los países mantienen abierta una batalla por captar inversión foránea para apuntalar la recuperación económica tras la Covid-19.
Propiedad e IRPF
También en los impuestos sobre propiedad, el sistema de Estonia es más eficiente que el de España (que tiene una posición un 40,8% peor a la de la media europea).
En este caso, el documento destaca que sus impuestos sobre la propiedad gravan el valor del suelo donde se levantan los activos inmobiliarios en lugar de estimar el valor de estos mismos, con lo que se evita, así "los elevados niveles de imposición de otras economías desarrolladas".
Mientras, en el Impuesto sobre la Renta el país cuenta con una "tarifa plana" para todos los contribuyentes que por encima de un mínimo exento garantiza la progresividad. Además, si un ciudadano recibe un dividendo, no tiene que tributar por él, dado que se considera que ya sufre una retención por el 20% que pagan las empresas.
Estabilidad presupuestaria
La eficiencia del gasto y el control del déficit también han sido claves para que Estonia de el sorpasso a España en términos de renta per cápita en 2021. Aunque, según los economistas, el golpe sufrido por nuestra economía en el turismo ha influido en este adelanto, lo cierto es que ya se vislumbraba que esto ocurriría en el medio plazo desde antes de la pandemia.
En 2020, debido al impacto de las medidas frente a la Covid-19, el déficit de Estonia cerró en el 5,6% tras situarse en 2019 en el 0,10%. En 2008, cuando España era un país con un poder adquisitivo muy superior, este era del 2,6%.
En el caso español, el déficit cerró en 2020 en el 10,9%, desde el 2,87% del año anterior. Antes de la crisis financiera, España logró registrar un superávit en sus cuentas públicas y en 2008, volvió el desequilibrio con un déficit del 4,5%.
Así, la deuda per cápita de los estonios es algo superior a los 3.800 euros, frente a la de 28.396 euros que acumulan los españoles pese a tener una economía mucho mayor.
Buena nota en PISA
Y el impulso económico a esta economía báltica de la eurozona no va a quedar ahí. Estonia se ha centrado en mejorar en el pilar más importante para garantizar su crecimiento futuro: la Educación. Y a pesar de tener las finanzas saneadas lo ha hecho con unos niveles de eficiencia superiores a los de España, puesto que su gasto per cápita en Educación es de 1.025 euros, frente a los 1.076 euros de nuestro país.
Sin embargo, en los últimos informes PISA, este país se ha convertido en lo que algunos han calificado como la 'nueva Finlandia' al lograr una puntuación muy destacada en la UE junto con Polonia.
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