El Banco de España ha acometido un drástico recorte a las previsiones de crecimiento de PIB para este año para situarlo en el 4,5% (un 1,9% menos de su anterior estimación y una décima menos de lo que calcula Bruselas) y en el 5,4% en 2022 (frente al 5,9% previo). Retrasa así la recuperación de los niveles de PIB previos a la pandemia hasta 2023, año en el que la tasa de paro seguirá en el 12,9%, si bien esta cifra ha sido revisada al alza desde el 13,3% previo.

Con estos datos -que el gobernador Pablo Hernández de Cos ya había advertido que no serían buenos tras la revisión a la baja del crecimiento del segundo trimestre por parte del INE-, el Banco de España se aleja aún más de la visión que tiene el Gobierno sobre el futuro de la economía española. Las previsiones oficiales del Ministerio de Economía son de un crecimiento del 6,5% en 2021 y del 7% en 2022. Mientras la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, no revisa esos cálculos, pero ya habla de crecimientos promedio del 5% para el próximo trienio.

Tampoco este dato es compartido por los economistas del BdE que limitan ese crecimiento al 4,5% para los próximos tres años. Además, en estos cálculos se ha incorporado por primera vez el año 2024 con un avance estimado del PIB de tan solo 1,8%. Si se incorpora ese dato, el crecimiento medio de los próximos años será del 3,9% a pesar del impacto en la economía de los fondos Next Generation EU, cuya ejecución está siendo más lenta de lo esperado y presenta algunos riesgos en opinión de la institución.

Fuente: Banco de España con datos del INE.

No obstante, sin estas ayudas de la Unión Europea, la recuperación económica tendría un ritmo aún más lento, ya que hay numerosos elementos de incertidumbre que juegan en contra de ella y varios factores que explican una revisión a la baja de las previsiones del Banco de España que no tiene precedente en un ejercicio en el que no se haya producido ningún shock (como pudo ser la irrupción de la pandemia en 2020).

Inflación

El Banco de España cita las presiones inflacionistas como uno de los elementos más preocupantes, tanto por su impacto en la política monetaria, como en los hogares. Aunque en verano se esperaba que el pico de inflación se alcanzaría en noviembre, ahora se reconoce que la presión de los precios de la energía va a prolongar esta situación y debería empezar a relajarse en la primavera de 2022. Pese a todo, el organismo sigue sosteniendo que se trata de una situación "transitoria".

Según sus cálculos para el Índice Armonizado de Precios al Consumo (IAPC), este año será del 3%, en 2022 subirá al 3,7%, y en 2023 empezará a caer hasta el 1,2% para situarse en el 1,5% en 2024.

Otros elementos que no ayudan a que el rebote económico tenga la fuerza que se había prometido en proyecciones previas se debe a los cuellos de botella que afectan al comercio internacional. Tampoco ayudan las incertidumbres sobre la evolución de la pandemia con las nuevas variantes y las dudas que hay sobre cómo se normalizará el consumo privado.

Según ha reconocido el director general de Estadística del organismo, Óscar Arce, no se prevé que el ahorro que los españoles han acumulado durante la pandemia salga a la economía a corto plazo.

Así, el escenario que ha presentado este viernes destaca una peor evolución de la demanda exterior frente a lo previsto, una recuperación más lenta de los flujos turísticos de lo que se confiaba y un menor dinamismo de componentes de la demanda nacional (como el gasto de los hogares y la inversión en vivienda).

Fondos europeos

Sobre los fondos europeos, el Banco de España también ha optado por un tono mucho más cauto sobre su impacto económico que en meses anteriores. El director general de Estadística ha explicado que dada la "información relativamente escasa sobre cómo se está ejecutando el programa", se ha retrasado el impacto de los fondos.

Se espera que este año acabe con una absorción próxima a 11.000 millones de euros, "una cifra muy inferior a la que presupuestaba el Gobierno", ha explicado Arce.

Así, parte del gasto que se esperaba para este año se ha retrasado a 2023 y 2024. Además, el Banco de España advierte que parte de ese dinero es un gasto por parte de las Administraciones que también se habría realizado sin NGEU. Un ejemplo son las partidas de REACT EU que se han destinado a la compra de vacunas. Esto hace que haya muchas dudas de cuál será el impacto final del Plan de Recuperación en el PIB.

Con todo, Arce considera que estos fondos representan una "gran oportunidad" para la economía española en un momento en el que España está rezagada de la recuperación económica frente al resto de la zona euro.