Si todo va bien, España podrá recuperar -por fin- a finales de este año el nivel de PIB previo a la pandemia. Sin embargo, más allá del impacto limitado que ómicron está teniendo sobre la economía hay otras dos amenazas mayores que se ciernen sobre la recuperación española. La primera es la inflación -un tema que venía preocupando a los economistas desde 2021-. La segunda -y novedosa- es la crisis en Ucrania.
BBVA Research y Funcas actualizaron este jueves sus previsiones para la economía y ambas firmas hicieron mención al conflicto geopolítico como un riesgo económico a vigilar en 2022. No hace falta que se produzca el peor de los escenarios, el de que estalle una guerra, para que el pulso de Rusia con la Unión Europea y Estados Unidos tenga un impacto negativo en términos macro.
"En el ámbito económico, el riesgo no solo es el conflicto en sí. El problema es la tensión que termina generando el uso de las herramientas que las distintas partes tienen para hacer valer su posición y, a nivel económico, esto se traduce en sanciones y, potencialmente, en costes de la exportación de distintos países", advirtió el director de BBVA Research y economista jefe del banco, Jorge Sicilia.
Después, explicó: "Ahora mismo, Rusia es proveedor de gas de una parte de consumo energético muy importante en Europa. Entre las sanciones y la posibilidad de que se utilicen ese tipo de herramientas como medida de presión, lo único que se logra es reforzar el elemento que está generando un menor crecimiento, una mayor inflación y una serie de problemas en la gestión de la política económica que tienen que ver con el precio de la energía".
En esa línea, el analista EMEA de S&P Global Ratings, Frank Gill, señaló a este periódico que "el mayor riesgo es que un conflicto en Ucrania haga subir aún más los precios del gas natural y, en el peor de los casos, se produzcan interrupciones en las entregas de gas desde Rusia a través de Ucrania a Europa".
Impacto en la inflación
Hasta ahora, las previsiones manejadas por los economistas y por el Banco Central Europeo (BCE) indicaban que los altos precios de la energía tocarían su techo en el primer semestre de 2022 para comenzar, después, a normalizarse. Que esto se cumpla es fundamental para la recuperación económica, dado el impacto que el precio energético está teniendo sobre la inflación.
Sin embargo, la escalada de tensión de estas últimas horas obliga a contemplar todo tipo de posibilidades. Y las grandes firmas de previsiones económicas no descartan que un recrudecimiento del conflicto obligue a rebajar, una vez más, las previsiones de crecimiento de la economía española. Se impediría así llegar a 2023 con el nivel de PIB prepandemia que avanzaron este jueves tanto BBVA Reseach (que espera un avance del PIB del 5,5%), como Funcas (+5,6%).
Más optimista aún fue S&P Global Ratings, que, tras rebajar al 4,5% el avance económico español de 2021, elevó al 7% el de 2022, en línea con la previsión oficial del Ministerio de Asuntos Económicos. Todo ello si no se materializan determinados riesgos, entre ellos el de la incertidumbre política nacional.
Precio del gas
"Las hipótesis de relajación de los precios energéticos a partir de la primavera están sujetas a factores geopolíticos, tales como el conflicto acerca de Ucrania y un posible desbordamiento en el mercado del gas", señaló Funcas en su informe de previsiones macroeconómicas.
Junto a la tensión en Rusia, el think tank de la CECA cree que hay otras amenazas a vigilar para la economía, como la aparición de nuevas variantes y que se produzca la temida espiral en la que la inflación contagia a los salarios, algo que, aunque no ve probable en este momento, "tampoco es descartable", como reconocía el informe. "De producirse, entrañaría un deterioro de la competitividad y un repunte de las primas de riesgo", concluía.
Sanciones de Europa
Mientras los economistas revisaban sus previsiones para España, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, amenazaba a Rusia con sanciones económicas y financieras si finalmente ataca la integridad territorial de Ucrania. Y elegía para lanzar este mensaje su intervención en el Foro Económico Mundial que solía celebrarse en Davos pero este año es virtual.
La alemana recordó que la Unión Europea es el mayor socio comercial de Rusia y su mayor inversor extranjero para tratar de dejar claro que no solo Europa sale perdiendo en este conflicto por su evidente alta dependencia del gas ruso.
Dentro de estos movimientos geoestratégicos, Gill advierte que si vamos a un escenario "muy negativo" con un conflicto prolongado en Ucrania "el riesgo sería aumento en la inmigración desde allí hacia la UE".
"En este sentido, países aliados con Rusia, en particular Bielorrusia, pueden intentar utilizar los flujos de inmigración como arma e impulsar movimientos desde el norte de África, Afganistán y Oriente Medio hacia Europa en un esfuerzo por ganar influencia sobre la UE y forzar a la Unión a ofrecer concesiones o ayudas bilaterales", añade el analista desde S&P Global Ratings.
Desde BBVA Research, Sicilia considera que con todos estos ingredientes ahora "se abren distintos escenarios", "el simple hecho de que pueda ocurrir algo ya genera comportamientos estratégicos de países para intentar aumentar las reservas de gas". Movimientos que, por tanto, "tienden a elevar el precio" tanto en los mercados de gas como en los de petróleo.
Petróleo en máximos
En el mercado del crudo, los futuros del barril de Brent -que es el que se utiliza en Europa- ya superaban este jueves los 89 dólares. Es el precio más alto desde septiembre de 2014. Sin embargo, el precio del gas natural está alto, pero más contenido que en la recta final de 2021, lo que es un alivio para los precios de la electricidad en Europa.
Hay que recordar que la factura de la luz se disparó en 2021 como consecuencia del encarecimiento del gas natural y los derechos de emisión de CO2 impuestos por Bruselas para desincentivar el uso de energías contaminantes. La política de mantener estos últimos se mantiene intacta en plena crisis energética, pese a que la factura eléctrica ha tenido un peso fundamental como detonante de la alta inflación que padece la eurozona.
Una subida de precios que cuando sea calificada por el Banco Central Europeo (BCE) como "permanente" provocará un cambio en la política monetaria y tendrá repercusiones sobre los mercados financieros y las emisiones de deuda de países con alto endeudamiento, como es el caso de España.
El hecho de que el bono alemán haya vuelto a la rentabilidad positiva tras 32 meses de tipos negativos es un aviso de que los inversores creen que el BCE cambiará pronto su hoja de ruta para acelerar la retirada de los estímulos. Una noticia que tendrá repercusiones sobre la economía española.
De momento, BBVA Research espera que la inflación media este año será del 3,2%, una décima superior a la de 2021, pero subraya que la inflación subyacente se mantendrá alrededor del 2%. Funcas es más pesimista y fija el dato en el 3,7%. Son cálculos que se basan en un escenario de normalización del conflicto. Si Rusia cumple con su amenaza, es seguro que se revisarán.
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