Las paradojas de Castilla y León: despoblación pese a la industria, falta de servicios y récord de ayuntamientos
El campo, el turismo rural y cultural, la industria y los estragos del ocaso de la minería han abierto grandes brechas en la región más logeva de Europa.
12 febrero, 2022 18:01Castilla y León tiene una extensión en kilómetros cuadrados superior a la de Portugal. Sin embargo, su PIB es prácticamente cuatro veces menor al de la economía lusa y casi no llega a representar el 5% del español.
Icono del problema de la despoblación, esta comunidad autónoma lidera el ránking de la mayor tasa de envejecimiento de toda Europa si se atiende a la población mayor de 85 años. Una envidiable esperanza de vida que tiene una cara amarga: la falta de niños y sin ellos, de futuro, pese a que en los informes de Educación de PISA consigue unos resultados superiores a la media española.
Con ese contexto, sus ciudadanos acudirán este domingo a las urnas probablemente conscientes de que "no existen soluciones mágicas" a sus problemas, pero con la intuición de que "los costes futuros de no actuar pueden ser mayores a los presentes", como concluía esta semana el profesor de Economía de ICADE, Jorge Díaz Lanchas, que acaba de presentar un informe junto con ESADE EcPol bajo el título Despoblación y políticas de lugar en el que analiza la brecha entre el mundo urbano y rural.
"Castilla y León lleva en decadencia cinco siglos. Durante mucho tiempo, fue sometida a altísimos impuestos para satisfacer a la periferia. Representaba entre el 20 y 30% de la población española, pero ahora solo un 5%. Sin embargo, los victimismos que nos llevan al enfrentamiento y además, están basados en la mentira no nos llevan a ningún sitio", reflexiona en una conversación con este periódico desde la Fundación Renacimiento Demográfico, Alejandro Macarrón, en relación a plataformas de la España vaciada, como Soria ¡Ya! o los movimientos secesionistas internos que han surgido en León.
Según sus datos, la despoblación que padece Castilla y León no está solo provocada por la emigración de sus habitantes a grandes ciudades, como Madrid o Barcelona, en busca de oportunidades.
"La baja natalidad ha afectado casi más que la emigración a la despoblación con una media de 1,28 hijos por mujer en los últimos 40 años", señala Macarrón. Es un dato inferior al de la media de España en ese periodo. Por poner un ejemplo, en Andalucía o Murcia esa ratio supera los 1,7 niños por mujer y los expertos consideran que los hijos contribuyen a fijar población.
Más allá del problema demográfico, se añade otra disfunción que afecta tanto a la dispersión de la población como a la economía: el gran número de ayuntamientos que repartidos por el territorio con menor densidad de población del país (25 habitantes por kilómetro cuadrado, frente a los 93 de la media). Esto complica su gobernanza y fragmenta aún más las cifras. Pero, además, incide en el alto coste de prestar servicios básicos a la población -Educación y centros de salud por parte del sector público, pero también servicios financieros-.
Un dato elocuente es que la comunidad autónoma cuenta con más de 3.600 consultorios rurales, pero no cuentan con médicos suficientes para estar abiertos al 100%. Esto afecta de forma importante a 700.000 personas que viven en zonas de difícil cobertura. Y la propia Junta de Castilla y León ha reconocido que existen dificultades para contratar a más de 350 médicos que faltan.
Llevar la Educación a estos municipios también es más complejo, ya que el coste de niño por aula es mayor. Sin embargo, pese a esta dificultad, los alumnos castellanos de 15 años siempre figuran entre los mejores de España en datos de comprensión lectora, matemáticas o competencia global en el Informe PISA, algo en lo que también influye la importancia que la mayoría de habitantes de Castilla y León ha dado históricamente al acceso a los estudios.
Récord de municipios
"Hay una gran atomización de municipios que nadie quiere fusionar pero que ninguna empresa privada permitiría por ser ineficiente", señala Macarrón.
Burgos lidera el podio de la provincia con más municipios de España. Tiene 371 ayuntamientos, de acuerdo con el INE. En Castilla y León hay en total 2.248 ayuntamientos. Son el 27,6% de los que hay en España para cubrir las necesidades del 4,9% de la población del país.
Con los datos previos a la pandemia, dos de cada 10 trabajadores de esta comunidad autónoma (el 19,6%) eran funcionarios. Es una proporción similar a la de Asturias y ambas autonomías ocupan el segundo puesto con más funcionarios de España por detrás de Extremadura.
Así, el sector público representa el 19,4% del PIB de la región, frente al 1,5% que aportan la información y comunicaciones o el 5,2% de las profesiones liberales, científicas, técnicas y servicios auxiliares. Para poner en contexto estos datos, se puede ver el ejemplo de Madrid con un peso del sector público del 13,6% (pese a la capitalidad), pero del 8,7% en información y comunicaciones y del 13,8% en las actividades profesionales, científicas y técnicas, además de servicios auxiliares.
En la medida en la que la renta per cápita mide el bienestar de los ciudadanos, en Castilla y León (23.167 euros) se sitúa algo por debajo de la media nacional de 23.690 euros (año de la pandemia). No obstante, en 2019, la distancia que separaba a sus habitantes de la media de los españoles alcanzaba los 1.510 euros.
Sin embargo, en la composición económica de Castilla y León hay un dato muy positivo que muchas veces queda en segundo plano: el fuerte peso de la industria -con una destacada presencia de las manufacturas- es superior al del agregado nacional al representar un Valor Agregado Bruto (VAB) del 20,1%, según datos de 2019 recopilados por CaixaBank Research.
La especialización en el sector de la automoción y en el agroalimentario explican este buen dato y la importancia de la región para las exportaciones del país. A esto se suma el papel que están tomando muchas de sus provincias en la generación de energías renovables.
El problema es que si bien en lugares, como Valladolid o Burgos, se concentra buena parte de esta actividad en otras zonas el declive industrial de la reconversión del sector minero hace estragos y ahonda los problemas de la España vaciada. Según el citado estudio de CaixaBank Research, la provincia leonesa perdió más de 50.000 habitantes por la reconversión industrial entre 1998 y 2019.
Esta situación agranda la brecha entre esos territorios con el eje central de la autovía de Castilla (A-62) que conecta Valladolid-Palencia y Burgos, donde la industria ha mostrado ser dinámica y capaz de exportar, explica el servicio de estudios del banco
También el turismo tiene un peso importante tanto por su atractivo cultural como por el ocio rural, pese a que se ha visto dañado por la pandemia. Y en este caso, su cercanía a Madrid es un activo importante, aunque el Patrimonio de la región ha hecho que el número de visitantes extranjeros represente cada vez un porcentaje mayor entre los 1,8 millones que visitaron esta tierra antes de la Covid-19.
Sin embargo, al pensar en la economía de Castilla y León, a muchos lectores les vendrá a la mente el sector de la agricultura y la ganadería. El peso del campo en el PIB de la región es del 5,6%, según la Junta de Castilla. Es un dato relevante, pero inferior al de la industria.
No obstante, esa presencia de la agricultura en la economía -y la importancia que tiene en las zonas menos industrializadas- ha marcado el mercado laboral, lo que habría influido en que en las últimas décadas, la emigración femenina haya sido mayor a la masculina, según la Fundación Renacimiento Demográfico.
Las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, a The Guardian criticando las llamadas macrogranjas españolas ha protagonizado buena parte de esta campaña electoral que ha terminado esta semana con el anuncio del PERTE para el sector agroalimentario anunciado por el Consejo de Ministros el pasado martes.
Y es que los fondos europeos son una oportunidad para Castilla y León. No solo para empujar la industria y la transformación de sectores como el agroalimentario, automoción o el desarrollo de actividades en pujanza -como la agricultura ecológica-.
Como recuerda el documento de ESADE EcPol, en el Plan de Recuperación, el Gobierno ha incluido un compromiso de 10.000 millones de euros para este objetivo (dato que engloba a toda España). El problema es que esta cuantía, añade el informe, "agrupa políticas muy variadas y poco aterrizadas". Algo que se produce en un país en el que "el debate sobre qué políticas e inversiones funcionan ha estado hasta ahora completamente ausente", dice el informe. Y esta campaña electoral no ha sido una excepción a esta falta de análisis para dar futuro a una región en la que conviven realidades tan opuestas como la de la industrialización y la despoblación.