La volatilidad de los precios de la energía está complicando la tarea de los economistas de predecir cuál será la evolución de la inflación. Sin embargo, todo apunta a que la pequeña tregua que dio el IPC en enero -con una bajada de cuatro décimas- será puntual. La subida de los precios en febrero marcará otro récord en España y el de 2022 será el peor segundo mes del año desde 1990 para el encarecimiento del coste de la vida. Así se desprende de la revisión publicada este martes por Funcas en la que se eleva la inflación esperada este mes hasta el 7,1%, dato con el que se marcaría otro récord en 32 años.
Aunque el consenso de expertos espera que a partir del segundo semestre de este año, los precios den una tregua, los ciudadanos están viendo cómo se incrementa el coste de la vida. No solo por el encarecimiento de la factura de la luz -origen de esta espiral inflacionista-, también por la subida de los alimentos, las bebidas o los bienes industriales.
Una situación que se ha producido pese a que desde el equipo económico de la CEOE se afirma que hay datos del IPC que muestran cómo en algunos sectores de la economía española no se han repercutido el aumento de los costes de la producción a los precios finales de bienes y servicios. Un esfuerzo que estaría provocando una "reducción significativa de los márgenes empresariales" en un momento delicado tras casi dos años de restricciones.
La patronal insistía este martes -tras conocer los últimos datos oficiales del INE sobre el IPC- en la necesidad de mantener la contención salarial para evitar que la subida de los precios y los salarios "se retroalimente entre sí", lo que nos llevaría a una "espiral inflacionista" por los llamados "efectos de segunda ronda". Insistía, para ello, en la desaceleración del IPC en el arranque de este año.
Sin embargo, desde Funcas la lectura sobre esa pequeña tregua es diferente. La tímida bajada que experimentó la inflación en enero fue debido a que, mientras la electricidad subió en enero de 2021, en el primer mes de este año se produjo una bajada de los precios que provocó un "efecto escalón".
Esto habría provocado una caída de la tasa de inflación de los productos energéticos del 33%, lo que ayudó a compensar otras subidas de precios como el gas y los combustibles, que no dieron tregua en enero.
Sin embargo, ese 'efecto' del menor coste de la luz se disipará en febrero y los precios volverán a subir, según el think tank, hasta el 7,1%. Si se cumple esta proyección, será la mayor subida en un mes de febrero en 32 años.
Tras conocer los datos de inflación en el arranque del año, Funcas elevó también este martes de forma significativa sus proyecciones de inflación media para 2022 hasta el 4,6%. Es casi un punto más que el 3,7% de la anterior revisión y también se sitúa por encima del 4% que calcula el Banco de España. Sería también el peor año para la inflación en nuestro país desde 1995, es decir, desde un lustro antes de la llegada del euro.
De momento, con los datos de enero, la inflación subyacente (que excluye la energía y los precios más volátiles) subió un 2,4%.
Negociación salarial
Son datos que ponen en evidencia la pérdida de poder adquisitivo que sufrirán los trabajadores españoles en un año en el que las subidas salariales pactadas en los convenios se han fijado en el 2%.
Esta situación no solo genera angustia en las familias, que ven cómo pagan más por el alquiler, la cesta de la compra, la factura eléctrica o la gasolina. También inquieta a las empresas, que temen un aumento de los costes laborales tras los dos años difíciles de pandemia que han vivido muchos sectores.
Dos de cada tres empresas consideran que tendrán que subir los salarios de sus empleados en 2022, según la 'Encuesta a las empresas españolas sobre la evolución de su actividad' del Banco de España.
De momento, UGT ya ha pedido subir los salarios de los convenios más de un 3,5% este año para proteger a los empresarios de la inflación. Es un dato inferior al alza del 6,1% de enero.
En el sector público, la inflación también puede generar un serio problema cuando haya que actualizar las pensiones conforme al IPC y el sueldo de los funcionarios.
Pese al esfuerzo presupuestario para que las pensiones subieran un 2,5%, este encarecimiento del coste de la vida no va a impedir que los jubilados pierdan poder adquisitivo. Y la inflación media prevista este año puede poner en apuros al Congreso cuando que haya que aprobar la próxima subida de la nómina de los jubilados.
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