Los agricultores reclaman un "impulso ordenado" al empleo de los purines de animales en las tierras de cultivo para que actúe como abono orgánico ante la subida exponencial del precio de los fertilizantes químicos.
Los purines son, básicamente, excrementos del ganado con agua y el coste de emplearlos para un agricultor, incluida la gestión de los mismos por parte de una empresa, puede ser de unos 60 euros por hectárea, frente a los 150 euros de los fertilizantes químicos, según datos de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).
En el caso de esta organización agraria, el respaldo a la medida es firme: "es un ahorro importante y una forma de reutilizar un subproducto". Consideran por lo tanto que se trata de "economía circular y sostenibilidad".
"Adaptar normativas"
En el caso de COAG, se ha remitido un documento al Ministerio de Agricultura en el que se reclama que se potencie el uso de los purines y que "sea más sencilla" su utilización. "En Aragón, hay muchos jóvenes con un modelo de granja mixto, los subproductos de su explotación se emplean en sus cultivos", han puesto como ejemplo desde la organización.
El Ministerio de Agricultura contempla la movilización de 193 millones de euros, junto a los 64 millones de euros del Fondo de crisis activado por la Comisión Europea, para apoyar a agricultores y ganaderos ante la situación derivada de la guerra en Ucrania.
Esta organización agraria ha pedido que se tenga en cuenta el uso de estos subproductos de las explotaciones ganaderas como medida para paliar los costes de producción y que, por tanto, se pueda beneficiar esta práctica del mencionado fondo.
Para llevar a cabo esta práctica, reclaman un plan para fomentar el uso de este subproducto. "Hay que inyectarlos en el suelo, antes se esparcía como si se estuviera regando, pero ahora hay que tener una maquinaria especial para que vaya directamente dentro de la tierra", han explicado a EL ESPAÑOL-Invertia desde UPA.
La PAC no lo beneficia
Esta medida, que ya se lleva a cabo en numerosas explotaciones agrarias, ayuda a reducir el uso de fertilizantes químicos. "Tenemos zonas con demasiada presencia de purines y otras en las que no se usa, por eso se necesita un plan de apoyo público", reclaman.
A pesar de ser considerada como una práctica sostenible, la nueva PAC no premiará a quienes usen purines. Esta medida no está recogida en los ecoesquemas, que son una de las grandes novedades del Plan Estratégico Nacional y que consisten en unas ayudas directas vinculadas al cumplimiento de objetivos medioambientales.
"Pedimos que se premiará en los ecoesquemas a quienes apliquen más del 30% de su abono con fertilizantes orgánicos", explica a este periódico el responsable de porcino de COAG, Jaume Bernis.
Una petición que se realizó antes de la guerra, pero que ahora cobra más fuerza ante la previsión de que los fertilizantes sigan encareciéndose. Para los agricultores, es el coste de producción que más se ha encarecido en el último año: su precio ha aumentado un 150%.
El peor enemigo: su olor
La principal crítica al uso de los purines es la contaminación de los acuíferos por su empleo de forma descontrolada. "Antes se tiraba mucho purín en una misma parcela o se empleaba en cantidades demasiado grandes, pero ahora hay un libro de registro para tenerlo controlado", apunta a este medio el técnico de ganadería de Asaja, Arturo Hernangómez.
La legislación actual impide que se esparza por su efecto contaminante y por su mal olor, ya que los purines son una solución acuosa a base de orina y heces de animal. Se tienen que depositar directamente sobre la tierra o, directamente, se debe inyectar en el suelo. Los purines suelen ser mayoritariamente de porcino, porque es el ganado que más se cría en España, aunque también los hay de vaca de leche. En el caso del vacuno tradicional, se opta directamente por el estiércol sin agua.
Importante ahorro
De este modo, el ganadero se deshace de los excrementos, a la vez que los agricultores abonan su tierra. "En Almería llevamos muchos años aplicándolos en los frutos secos, es una buena forma de quitarle al ganadero un residuo, es pura economía circular y se utiliza tanto en la agricultura convencional como en la ecológica", asegura Paqui Iglesias, la responsable de ganadería en UPA Andalucía.
De media, las organizaciones agrarias calculan que los costes de producción han subido un 40% en comparación con marzo de 2021. Tras la subida del 150% de los fertilizantes, destaca la de la energía (96%) y la del alimento para los animales (35%).
A su vez, los fertilizantes se han encarecido por el disparado precio de la luz. Fertiberia, uno de los principales fabricantes de estos productos, ha parado parcialmente en dos ocasiones en los últimos meses su producción por el coste de la energía.
La patronal europea, Fertilizers Europe, ya avisó de que esta situación daría lugar a una menor producción y a un mercado "más tenso" que podría afectar a la producción y rendimiento agrícola del próximo año.
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