La economía española creció en el primer trimestre un 0,2%. Todo indica que en el segundo trimestre, el avance del PIB sigue siendo débil ya que, en sus recientes previsiones económicas, el Banco de España calculó que podría ser de cuatro décimas. Los economistas confían en que el consumo de las vacaciones sirva para animar la economía, pero las previsiones para el próximo otoño no son buenas. A punto de concluir el primer semestre del año, lograr un crecimiento del 4,3% en 2022, como el que contempla el Gobierno, empieza a parecer un objetivo demasiado optimista.
La Contabilidad Nacional que publicó el INE este viernes confirmó un frenazo del consumo interno en el primer trimestre del año. Una debilidad que no va a ayudar a España a compensar el revés que puede sufrir si, como ya temen muchos economistas, se materializa el peor escenario externo: el de una recesión en Estados Unidos y la zona euro.
El índice PMI manufacturero -que es uno de los termómetros más fiables para ver cómo está la economía- encendió las alarmas este jueves al mostrar una contracción por primera vez en dos años en la industria de la eurozona.
Cada vez son más los analistas que consideran que Europa no conseguirá esquivar la recesión este año. Sobre todo, después de que Alemania haya elevado el nivel de alarma por un riesgo al corte de suministro energético por Rusia.
Según avanza el año, las previsiones económicas menos optimistas son las que parecen estar tomando más consistencia. Es el caso de la del Instituto de Estudios Económicos (IEE) que espera un avance del PIB del 3,9% para este año con la confianza en que el segundo semestre sea mejor que el primero.
Consumo en Europa
En medio de una elevada incertidumbre, parece que el deseo de vacaciones con el que los europeos están esperando el inicio de la temporada estival es la única esperanza para rascar algunas décimas de crecimiento con las que compensar la difícil situación que vive la industria y que vienen descontando los mercados desde hace semanas.
En la eurozona, "seguimos esperando un crecimiento trimestral apenas superior a cero en el segundo y el tercer trimestre del año y si no fuera por el repunte de los viajes de negocios y las vacaciones de verano tras más de dos años de Covid, probablemente ya estaríamos entrando en un crecimiento negativo", advertían ayer los analistas de Bank of America.
Mientras, desde ING, su economista senior para la Eurozona, Bert Colijn, recordaba el jueves que la "confianza del consumidor en Europa está en niveles de recesión". En un completo análisis sobre la situación económica, lanzaba la pregunta de hasta dónde estirarán los europeos el gasto este verano con el ahorro acumulado en la pandemia porque esta es la única esperanza para evitar datos de crecimiento negativo.
El consumo de los ciudadanos se configura, así, como el único bálsamo ante los datos preocupantes que llegan desde la industria y que también recogen los mercados en un momento en el que las políticas de los bancos centrales no van a acompañar el crecimiento.
La cotización de las materias primas también está descontando un escenario de frío económico, con caídas que recuerdan a algunos a las de 2008.
Datos en España
En España, los datos del INE muestran el reflejo de esa situación. En el primer trimestre, la industria cerró en negativo (-1,8%), al igual que la agricultura y la construcción. Fue el sector servicios el que logró sostener las dos décimas de crecimiento por el impulso del comercio, transporte y hostelería (2%). Estos negocios disfrutaron en esos meses de una reapertura que se ha consolidado después en el trimestre actual.
[El INE resta una décima al crecimiento del PIB en el primer trimestre y confirma un estancamiento]
El problema añadido de la economía española es que el punto de partida es peor al de sus vecinos, ya que es el único país de los grandes de Europa que según las previsiones actuales iba a despedir este año sin recuperar el nivel de PIB prepandemia.
El gobernador del Banco de España ha vuelto a insistir esta semana en un discurso pronunciado en Santander en que, hasta el segundo semestre de 2023, no se producirá el hito de recuperar toda la riqueza perdida por la Covid-19 en 2020.
El problema es que esa promesa se basa en un crecimiento para este año que el Banco de España -al igual que la OCDE- estima en un 4,1% con "riesgos a la baja". Unas amenazas que en el actual contexto de incertidumbre y pesimismo cotizan cada vez más al alza con el agravante de que la inflación complicaría aún más para los ciudadanos la travesía de una crisis.
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